Si sucede, conviene, tienes que aceptarlo
A raíz de la siguiente frase del Sri Sri, si se genera una guerra, o si se muere un hijo, o si vemos el horror de la pobreza, ¿se puede aplicar esta frase?
Hace no mucho tiempo escuché a una persona decir que si alguien tenia un cáncer era porque si sucede, conviene. Es cierto que la propaganda de este eslogan, muchos la han comprado como verdad absoluta, pero ¿será cierto que si sucede, es porque conviene?
Una vez preguntaron a Krishnamurti si había que aceptar la guerra. Su respuesta fue categórica: "No se puede aceptar."
¿Se puede aceptar la guerra, la explotación infantil, la corrupción etc.?
El pasado jueves a la noche, venía de correr andando por la calle Piedras, en la oscura esquina con Belgrado, cuando vi a una mujer joven, que regresaba de Plaza de Mayo con un pequeño cartel. Ambas coincidimos esperando, en lo que debería ser un paso de peatones. Le pregunté: "¿qué dice su pancarta?". Ella, con gesto sereno me la mostró: "Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden la dignidad". En la otra cara de la pancarta se podía ver la foto de su hijo. "¡Es por ellos!", me dijo, "es para darles un futuro". La mujer volvía de una multitudinaria manifestación, convocada por las redes sociales, contra el cambio en la Constitución y la re-reelección de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. ¿Ella la habría votado?
"Si sucede, conviene. Tienes que aceptarlo". Alguna vez escuché al maestro Ruben Cedeño decir "pues no lo acepto para mí". Yo misma le cuestioné esta frase por conformarse en forma negativa, "NO LO ACEPTO". Sin embargo, es una buena ocasión para tratar el tema de lo paradójico del PODER DE LAS PALABRAS.
Es un ejercicio muy complejo pero a la vez enriquecedor, el poder separar dos cosas que se presentan como las caras unidas de una misma moneda. Por un lado, la falta de confianza en el Universo, y por el otro, nuestra falta de tino al moldear nuestros pensamientos. Lo primero es un poco lo que dijo Cedeño, por qué vamos a pensar que siendo parte de la misma energía que forma el Universo, somos la parte "defectuosa". ¿Pues no será que allí comienza nuestra tarea? ¿No será que debemos llevar al gimnasio a nuestra mente, para corregir esos pensamientos débiles? Cuando, desde la metafísica, te indican que eres un ser próspero, también lo eres en salud. Entonces: ¡Ve y toma tu porción del Universo! Hazlo con humildad, sabiduría y respeto. Da las Gracias por ello, y prospera junto a tu prójimo. ¡Deséale a TODOS, incluso a tus enemigos, la Felicidad que tienes y aquello que anhelas! Esto es casi tan difícil como aceptar que a ti te tocó una desgracia, pero altamente sanador para tu Alma y tu Mente.
Lo segundo, el moldear nuestros pensamientos, es un trabajo constante. Allí debemos hablar de: El Poder de las Palabras. Es valiosa esta afirmación del científico Rodolfo Llinás: “se pueden registrar los efectos materiales de las palabras”. Cuando alguien escucha, un aparato llamado MAGNETOENCEFALOGRAMA registra tonalidades en distintos lugares del cerebro. Según Llinás, el efecto de la palabra es real y, cuando le dices a otro "malnacido", o "tenme miedo", o "un poco de miedo" es como tirarle una piedra. Cada palabra que te dices a ti mismo o a otros, deja su buena o mala huella. La palabra es energía y lo intuyó William Shakespeare cuando dijo: “hay palabras que son como puñales”.
Por tanto, vive unido a Dios y a los ángeles para que tus palabras sean un bálsamo, una luz, una voz de aliento. Cuida tu diálogo interno y también habla solo cuando haya un "sí" a cada una de estas tres preguntas:
¿Es verdad?
¿Es bueno?
¿Es útil?
Tenlo presente: la palabra tiene una energía formidable para curar o herir, acercar o enfrentar, animar o desmotivar.
Debes ser muy cuidadoso con las palabras que te dices a ti mismo, en algo que se llama monólogo personal o diálogo interno.Todos los días aprovecha cualquier instante para fortalecerte con la energía de las afirmaciones. No quieras para tus hijos lo que no quieres para ti.
Volvemos a la historia en la que yo venía de correr cuando me crucé con esta joven madre en la oscura noche. Corría dentro del gimnasio de un hotel, con dos televisores delante mío: en el de la izquierda sintonicé a la Presidenta Cristina F. de Kirchner, y en el de la derecha, TN retransmitía en vivo la protesta de su pueblo. Quería mirar las dos realidades.
"Si sucede, conviene...."
Extraigo unas palabras del discurso de la Presidenta: "Yo espero que Dios no me castigue más, con todo lo que ya he vivido..." El día anterior había dicho: "Témale a Dios y un poco a mi...."
Nosotros proyectamos en el Dios en el que creemos, nuestro propio Yo. Hay tantos Dioses como seres humanos. Los griegos se quedaron cortos. El Dios de la Presidenta es digno de temor porque castiga, lo dijo ella misma, y el que castiga, tiene PODER y el que tiene poder, debe ser TEMIDO: "Temame un poco también a mi".
Leía también en un diario europeo: "La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner utiliza sus discursos para insultar a políticos". Nuestros representante políticos son un espejo nuestro. El día que mi hija me tema, me tenga miedo, habré fracasado como madre estrepitosamente.
Cuida tu diálogo interno y también habla solo cuando haya un"sí" a cada una de estas tres preguntas:
¿Es verdad?
¿Es bueno?
¿Es útil?
Te comparto algunas y te invito a que crees otras y las conviertas en un nutriente espiritual: mi poder creador se activa, amo y me aman, soy un ser de luz, soy un ser de amor.
Soy una chispa divina, Soy amor, respiro amor, irradio amor. Cada día estoy mejor, mejor y mejor. Soy amoroso, espiritual y positivo. Soy perseverante: si caigo diez veces, me levanto once. Dios está conmigo y yo siempre estoy con Dios.
Me amo, amo la vida y amo la naturaleza. Perdono y me perdono. Mi mente es luz, mi corazón es amor y mi cuerpo es salud. Afirmar y orar es emplear dos alas para volar muy alto, hazlo varias veces al día, idealmente en un estado de relajación porque así usas mejor todas tus inteligencias.
El secreto para estar bien es cultivar todas las inteligencias.
Se calcula que solo el 2 % de los seres humanos tiene una inteligencia superior, es decir, más de 130 de coeficiente intelectual. Pero esa inteligencia funciona poco, si el que la tiene no cultiva otras inteligencias más importantes. ¿De qué te sirve ser un genio en finanzas o matemáticas y un fracasado en el amor o con el alma sellada? ¿Ganas algo valioso si tu razón acalla el corazón?
¿Eres feliz si piensas mucho y sientes poco? Beethoven es un buen ejemplo de alguien con inteligencia artística sobresaliente y poca inteligencia emocional. Hay más de 10 inteligencias y la racional no es la más valiosa para ser feliz y disfrutar de la paz interior. Hay ateos buenos y brillantes, pero su lógica glacial los aleja de Dios y de lindas vivencias místicas. Ámate y ejercita todas las inteligencias: espiritual, emocional, social, mental, artística, práctica, creativa. Todas te servirán para pensar, hablar y actuar con excelencia. Y recuerda: la palabra tiene un poder superlativo. Elige hablar de problemas o de soluciones