No me siento representada por ninguna de las dos campanas que se escuchan con más fuerza por estas horas.
Estamos frente a dos extremos para mi distorsionan la realidad.

Son tres elementos que se combinan así:

Para un sector con ley de medios, viene pluralidad de voces y quedará demostrado que existe una justicia independiente de las corporaciones.

Para otro, la aplicación de la ley de medios significará el fin de la libertad de expresión y demostrará que tenemos una justicia doblegada a la presiones del Gobierno.

Esto se escuchó hoy en una audiencia con la Sociedad Interamericana de Prensa que vino a evaluar el estado de la libertad de prensa en el país.

Un paréntesis para que veamos qué confuso está todo: la SIP vino en la dictadura, ahora el Gobierno no lo recibe, y sí lo reciben los directivos de Clarín y La Nación, los diarios que entonces denunció la SIP por su silencio.

A mi me pareció que no era el día indicado para su nueva misión.