Tarjeta roja para Righi
Estamos ante escenas de kirchnerismo explícito. Es por lo menos extraño que la primera víctima política del Boudougate haya sido el procurador general de la Nación. ¿Por que Cristina decidió echar del gobierno a Esteban Righi? No se entiende muy bien cual es la culpa de Righi en todo esto.
Estamos ante escenas de kirchnerismo explícito. Es por lo menos extraño que la primera víctima política del Boudougate haya sido el procurador general de la Nación. ¿Por que Cristina decidió echar del gobierno a Esteban Righi? No se entiende muy bien cual es la culpa de Righi en todo esto. La presidente le sacó tarjeta roja directa y todavía no se sabe cual fue el motivo.
Hay sorpresa en el mundo de la justicia y desorientación en campo del progresismo. ¿Fue porque el jefe de los fiscales no supo frenar la investigación que inició el fiscal Carlos Rívolo? ¿O Cristina comparte la denuncia de Boudou acerca de que la familia de Righi se dedica a traficar influencias y vender protección en la justicia? ¿Qué factura le pasó Cristina a Righi con esta forma espectacular de tirarlo por la ventana? ¿Le molesta que Righi no haya roto del todo los vínculos con Alberto Fernández a quien la presidenta considera el jefe de los traidores?
Righi y Alberto compartieron cátedra en la facultad de derecho y además fueron integrantes del grupo Calafate que es el germen del Frente para la Victoria. El ex procurador fue fiel y vertical a Cristina hasta último momento. Pero al parecer la fidelidad no alcanza. Hay niveles de sumisión que se exigen desde la cima del poder que mucha gente no soporta.
Righi le dijo a Horacio Verbitsky que no iba a plantear ningún debate frente a las graves acusaciones de Amado Boudou porque el no era Redrado ni Alberto Fernández. Traduzco: yo no soy un bocón y traidor que después de ser expulsado del poder, me paso a la oposición y hablo mal de Cristina. Es probable, aunque no seguro que Righi opte por el silencio.
Tal vez solamente acepte algún reportaje de Página 12 o de algún miembro de “La Verbitsky”, la agrupación virtual que articula al neofrepasismo en el gobierno. Pero hablar, va a tener que hablar porque tendrá que defenderse ante los tribunales. Las acusaciones que Cristina le hizo a través de Boudou son gravísimas y ensucian una trayectoria como pocas veces se ha visto. A esta altura no se puede ocultar el daño institucional que se ha producido.
Vamos a decirlo de la manera más sencilla posible para que se entienda. La presidenta Cristina, la figura institucional y política mas poderosa de la Argentina acusó a Esteban Righi de traficar influencias y de vender protección a funcionarios desde el puesto de Procurador General de la Nación en el que lo designó Néstor Kirchner. Esto quiere decir que recién estamos viendo la punta de iceberg de esta crisis interna del oficialismo.
Boudou va a tener que aportar pruebas y Righi va a tener que defender su buen nombre y honor. Eso en el plano de la ética, la moral y la honradez en los procedimientos. Pero en el plano político la cosa también viene de duro enfrentamiento y recién empieza.
La ministra Nilda Garré es una compañera de ruta histórica de Righi. Ellos son camporistas de la primera hora. Desde su militancia en Montoneros y desde su apoyo al presidente Héctor Cámpora en 1973. Righi fue su ministro del interior, el más joven del gabinete y pasó a la historia con su discurso en la Policía Federal y después de ordenarle a esa fuerza que quemaran todos los archivos de inteligencia que se había utilizado para la persecución política.
Uno de los referentes intelectuales del kirchnerismo como Ricardo Forster de Carta Abierta también salió a poner las manos en el fuego por Righi. El periodista Mario Wainfeld describió sin vueltas a Righi: “es un funcionario coherente y un militante del palo”.
El ex procurador nombrado por Néstor y despedido por Cristina fue desde su ahora cuestionado estudio, el defensor de medio gabinete y del propio matrimonio Kirchner en varias causas. Se manejó con disciplina y ejecutó las órdenes del poder. Por eso le cortó la carrera a un fiscal de lujo, honesto y valiente como pocos llamado Manuel Garrido. Por eso no se entiende que más le piden. Por eso no queda claro cual es la vinculación de Righi con un escándalo como la apropiación de Ciccone por un grupo de misteriosos muchachos marplatenses flojos de papeles por todos lados que parecen ser bastante amigotes del vicepresidente de la Nación.
¿Quién está sospechado de haber cometido un acto de corrupción o un delito? ¿Boudou o Righi? La justicia deberá dar su veredicto. Pero Cristina ya eligió.