¿Se acuerda de aquel programa de Lanata al que fuimos decenas de periodistas a reclamar la posibilidad de hacerle preguntas a la presidenta? Mi inquietud estuvo vinculada a uno de los grandes misterios y escándalos del kirchnerismo. Yo le pregunte a Cristina la identidad de su asesor en bienes raíces. Quería conocer a ese verdadero genio de las finanzas. A quien les había recomendado comprar miles de hectáreas a precio vil para luego vender algunas en verdaderas fortunas. Era un negocio millonario y redondo. Seguramente el operador inmobiliario de la familia Kirchner paga sus impuestos y presenta sus declaraciones de ganancias en tiempo y forma y no como ese que tuvo la caradurez de decir que la actividad estaba paralizada por el cepo al dólar.

¿Quién no quisiera comprar terrenos grandes ubicados en uno de los lugares mas lindos y turísticos de la Argentina como es El Calafate? Tiene aeropuerto internacional y una de las maravillas del mundo a un paso: el Glaciar Perito Moreno, una ciudad gigante de hielo eterno que conmueve.

Le juro que a 7,50 pesos el metro cuadrado yo también hubiera comprado. Hubiese pedido plata prestada. Pero, al igual que la inmensa mayoría de los argentinos, no me enteré. De hecho esas tierras carísimas fueron comprados solo por familiares, amigos, cómplices, socios, favorecedores del matrimonio Kirchner y de algún otro poderoso.

Una pichincha, una ganga. ¿Habrá sido un plan social de “Tierra para todos”? Es vergonzosa la lista de los compradores. Parece una lista de los mas altos funcionarios que acompañaron a Néstor en Santa Cruz. Y lo hicieron con total impunidad. Ni siquiera se tomaron el trabajo de disimular. ¿Y la justicia?, preguntará usted. Bien, gracias. La justicia es lo primero que los Kirchner domesticaron. Es pura inmoralidad. La fiscal encargada de investigar fue una de las hijas de Alicia Kirchner que, casualmente, también había sido beneficiada con uno de esos terrenos en oferta K. Pero la cosa no termina ahí. Uno de los terrenos que compró Néstor y que lo pagó 170 mil pesos en cómodas cuotas, lo vendió, poco tiempo después, en 2.400.000 dólares a la empresa chilena Cencosud. Hace 5 años que ese terreno está vacío. Lamento mucho que la presidenta de la Nación haya dicho que Calafate es su lugar en el mundo. Lo digo porque creo que Calafate, en realidad, es la capital de la impunidad.

Ese pueblo maravilloso y esforzado de las empresas de turismo y de los artesanos, está salpicado por muchas mansiones que cuestan de uno a tres millones de dólares o mas todavía que en su mayoría son propiedad de funcionarios y familiares de los Kirchner. Esos castillos de la abundancia chocan a la vista. Uno se queda mudo del asombro frente a esas fastuosidades del lujo que generan vergüenza ajena. Hay algo de exhibicionismo obsceno, de provocación pornográfica. El día que los Kirchner pierdan una elección y cambie de manos el poder en la Argentina, tal vez la justicia se anime a investigar semejante escándalo. Por ahora solamente nos queda la denuncia periodística.

Aquel día en lo de Lanata me fui con una preocupación. Pensé que había sido injusto en no diferenciar a la familia Kirchner de Alicia. La Ministra de Desarrollo Social no había comprado ni una maceta de tierra en El Calafate. Yo pensé que no le habían faltado oportunidades y que, sin embargo, se había negado. Alicia, la hermana de Néstor es una de las que mas trabaja en su área y una de las que mas capacitada está en el tema. Encima su patrimonio no llegaba a 100 mil pesos lo que era coherente con la austeridad franciscana de una militante social de toda la vida.

Lamentablemente para mi ingenuidad, acabo de utilizar correctamente el tiempo verbal. “Era” coherente. Porque en su última declaración jurada aparece que la hermana Alicia tambíen aprovechó la oferta del dos por uno de Calafate. En agosto del año pasado compró dos terrenos de 833 metros cuadrados y por cada uno pagó apenas 5.484 pesos. Se ve que se resistió durante mucho tiempo pero, finalmente cedió a la tentación. Hizo mejor negocio que el resto de su familia porque pagó 6,58 por metro cuadrado. Le juro que me pregunté: ¿Tu también, Alicia? Y me contesté : todo queda en familia.