Una pelea entre la razón y el corazón
Un triste final, al técnico más ganador de la historia de Boca Juniors lo echaron como a un don nadie.
Un triste final, al técnico más ganador de la historia de Boca Juniors lo echaron como a un “don nadie”. No tuvo una despedida en la Bombonera. Carlos Bianchi no dirigirá más a un club al que le dio tanto.
En números: ganó 9 títulos entre la primera y segunda etapa. Ganó cuatro torneos locales y cinco internacionales. Se consagró bicampeón y estableció un récord en el profesionalismo: 40 partidos sin perder. La Libertadores de 2000 y la Copa Europea-Sudamericana, tras vencer a Real Madrid 2-1 en Tokio. Sin brillo en el juego pero efectivos arriba y solidos abajo.
Una época dorada para el hincha Xeneize. Hizo jugar a un jugador como Matellan, que nadie daba dos pesos, y marcó mejor que nadie a Figo, estrella del Real Madrid, en la final intercontinental. Llegaron Córdoba, Bermúdez y el Chicho Serna, los tres colombianos, que son palabras mayores entre los hinchas. Le dio a Palermo la confianza necesaria para terminar siendo el máximo goleador, e hizo de Guillermo su socio ideal. Riquelme, fue el 10 que con sus pinceladas de fútbol hacía deleitar a todos. En el recuerdo quedó ese caño a Yepes, o la victoria en la Copa Libertadores frente a River, con el festejo de la Gallina de Carlitos Tévez.
Ahora bien, volvemos a la actualidad. Hasta acá hablamos con el corazón, pero si nos guiamos por esta última etapa en Boca (en lo racional), el Virrey tuvo un año y medio para buscar el equipo, pero nunca lo encontró. Lo que pidió llegó, pero no funcionó. Boca era un equipo sin alma (hablo en pasado, porque fue el fin de un ciclo). No se logró ningún título en un tiempo prudencial y si fuera cualquier otro técnico, con estos resultados no duraba ni seis meses.
Tal vez porque nunca estuvo ante una situación adversa, Carlitos no pudo salir a flote. Soberbio ante la prensa, sin reconocer los errores.
Ahora la dirigencia deberá pagar este costo caro. Ya que el 30 de junio hubiera tenido la oportunidad de despedirlo, sin ninguna erogación, según versaba en su contrato. No se animó Angelici, menos después de salida de Riquelme, y tendrá que indemnizarlo con una cifra millonaria.
El peor final, al más ganador lo echaron y se fue por la puerta chica, silbando por lo bajo. El hincha de Boca siempre tendrá su recuerdo en el corazón.