El José Amalfitani habilitado pero sin entradas protocolares
El estadio de Vélez recibió el ok para que se dispute la final de este domingo, pese a que dentro del mismo se encontró alcohol y pirotécnia en las instalaciones.
Desde temprano, la policía manejaba la información de que este sábado, 800 de las 8000 entradas que Vélez había destinado a protocolo fueron compradas por hinchas de San Lorenzo a un precio de 500 pesos cada general y 800 pesos cada platea. El organismo de seguridad radicó la denuncia en la Unidad Fiscal Oeste, a cargo del doctor Roberto Maragliano, por el comercio ilegal de esas localidades y comenzaron las averiguaciones.
La reventa nació en las páginas de Internet y luego continuó en las cercanías del estadio de Vélez. Esto fue confirmado por Darío Ruiz, subsecretario de Seguridad de la Nación,en medios radiales: "Hubo muchas irregularidades para la organización de este partido y los dirigentes de Vélez no estuvieron a la altura de las circunstancias, ya que se vendieron entradas de protocolo y eso es responsabilidad de ellos. Incluso, en un momento se manejó la posibilidad de jugar el partido a puertas cerradas directamente".
En la nueva inspección, que comenzó el sábado a las 18 en el Amalfitani y finalizó cerca de las 21.20, la policía encontró grandes cantidades de alcohol y pirotecnia, además de banderas, mucho más grandes de las medidas permitidas, guardadas en un sector de la platea Norte.
Julio Baldomar, vicepresidente de Vélez, sostuvo: "Estamos preocupados por esta situación, pero la verdad es que no sabemos cómo aparecieron la pirotecnia y las bebidas alcohólicas en la tribuna. Menos mal que las encontraron ahora... Para nosotros también fue una sorpresa. Vélez da 7100 entradas de protocolo, pero es a gente que, medianamente, conocemos. Pero después no se puede hacer un seguimiento detallado de lo que hace cada uno con su entrada".
Sergio Berni, secretario de Seguridad, había definido el partido como de "alto riesgo". Por eso se destinarán 700 policías y 200 agentes de seguridad privada para controlar el encuentro. No se olvidan que es un clásico que generó dos muertos en los últimos enfrentamientos. Emmanuel Álvarez, de Vélez, fue asesinado en marzo de 2008, mientras viajaba en un colectivo que se dirigía al Nuevo Gasómetro, mientras que Ramón Aramayo, del Ciclón, falleció en 2011 en circunstancias extrañas, al ser demorado por la policía en un control cercano al estadio José Amalfitani.
Más allá de los antecedentes también es cierto que, hasta horas antes del partido, la situación alcanzó irregularidades inesperadas.