F1: 1-2 inobjetable de Red Bull y debacle de Ferrari; Hamilton, décimo tercero
Sainz fue sacado de carrera por Ricciardo en la largada tras un sorpasso optimista del madrileño; Leclerc arruinó un podio de manera tonta. Norris tercero y Russell, cuarto.
El sábado, tras la P2 y el Sprint, se decía en Continental Web: "si no pasa nada raro, Red Bull tiene todo encaminado para lograr su primer 1-2 del año". En la lotería de setups del viernes, Ferrari y Mercedes parecían, en cambio, estar mal parados de cara al domingo. Dicho y hecho.
Lo que no estaba en el menú era que los pilotos de Ferrari se autoprodujeran una debacle, en una muestra inevitable de inmadurez: los dos manejan por primera vez un auto que los puede hacer campeones del mundo, de una carrera para otra Red Bull parece haber revivido y ahora trata mejor los neumáticos que Ferrari (el que más sufrió graining en el Sprint del sábado), y la reacción instintiva de los dos pilotos fue arriesgar de más innecesariamente.
De movida, las dos Ferrari largaron mal y fueron superadas (Leclerc por un Checo casi impecable hoy, Sainz Jr por Ricciardo). Cuando el madrileño intentó, con un limpio sorpasso por afuera en la primera chicana, superar a Ricciardo (y ya lo había logrado), el australiano se cerró como si Sainz Jr no estuviera y los dos salieron de pista. Resultado: Sainz Jr se quedó en la grava, y Ricciardo jamás pudo remontar del último puesto.
En el final de la carrera, cuando ya habían intentado de todo y Leclerc no lograba adelantar a Pérez, el monegasco perdió la paciencia y rebotó en la Variante Alta (se decía el viernes en Continental Web que los pianos de Imola para estos autos de 2022 iban a ser fatales). Resultado, trompo del fogoso Charles, rotura de la parte delantera del auto y entrada a boxes en la Vuelta 53.
Volvió a pista noveno y pudo remontar hasta el sexto puesto, pero regaló siete puntos para el Campeonato y puede perder confianza (ese aura de infalibilidad de candidato al título que venía presentando).
Red Bull (hipótesis I) acertó con el setup tras el horrendo viernes plagado de agua o (hipótesis II) las mejoras y la baja de kilos adelantadas a Emilia-Romagna funcionaron fenómeno. Seguramente hay una combinación de esos dos factores, más un setup flojo de Ferrari, para explicar la diferencia entre los dos equipos, pequeña pero nítida desde que se giró en pista seca el sábado.
Alonso es otro que parece orinado por un dinosaurio: un toque azaroso con la pista incierta del inicio de carrera (todos comenzaron con Intermedios y los hicieron durar más de lo que debían, por la amenaza de una llovizna que al final pasó por el costado) de Mick Schumacher trompeando justo cuando pasaba el asturiano y ¡pontón derecho destruido para el Alpine! Un toque leve pero que sacó de carrera al bicampeón español.
En ese contexto, Verstappen ganó la carrera sin despeinarse, y Checo Pérez no llegó a ser seriamente inquietado por el pertinaz pero débil acoso de Charles Leclerc, pese a alguna vistosa excursión del mexicano por el pasto (en un fin de semana muy difícil para estos autos, por los duros pianitos de las chicanas de Imola). Los coches austríacos siemplemente no fueron desafiados hoy.
Dentro de una carrera procesional pero con sabrosos duelos e incidentes ocasionales, se debe destacar una vez más al asombroso Lando Norris, capaz de sacar aceite de las piedras con un McLaren que apenas revive. Su compañero Ricciardo sigue en su viaje al centro de la noche.
El duelo que aparece muy desigual es el de Mercedes, el otro grande de la F1 que este fin de seman parece haber errado el setup. En todo momento este fin de semana, Russell pareció un piloto mucho más peleador que el abatido Hamilton, y eso le dio frutos al piloto 63: cuarto aguantando 'a lo Boca' ante los embates del poco preciso pero redivivo Bottas de Alfa Romeo.
Gran carrera de Tsunoda, que como pocas veces superó de forma clara a un Gasly enganchado al trencito de los sin puntos (cuyo furgón de cola fue el impotente Hamilton, que este fin de semana recordó al último Piquet).
También esperanzador domingo para Aston Martin, que sumó puntos con sus dos pilotos y estuvo en ritmo, por encima de todo. Lo mismo cabe para Williams (en su medida: es el peor auto de la parrilla): Albon le ganó a Hamilton. Fuera de los puntos, en el trencito del desconsuelo. Y Magnussen peleó como loco y pudo rescatar los dos puntos del noveno puesto, más en todo caso que el desteñido Mick Schumacher, que lo que más recolectó este domingo fue pasto de los costados de la pista.
El campeonato queda reconfigurado de una manera mucho más realista, dada la paridad mostrada en las performances de Red Bull y Ferrari desde el inicio. Los dos han tenido momentos de dominio inobjetable (hoy le tocó a Red Bull), y la sensación ahora mismo es que si el Red Bull no explota antes de la bandera a cuadros, tiene tendencia a superar en rendimiento a la Ferrari.
Con dos observaciones: 1) Ferrari parece haberle errado a la lotería de setups tras un viernes con pista anegada, condición que nunca se repitió el resto del fin de semana, mientras que Red Bull creció con la pista seca, al revés que Ferrari, omnímodo el viernes; 2) Red Bull ya ha utilizado mejoras en su auto, y las de Ferrari (incluido el segundo motor para Leclerc) esperan a Barceona o Miami.
Y nosotros también, ansiosamente, tras dos carreras últimas que no fueron tan emocionantes como las dos primeras, pero dejaron el campeonato más cerrado.