F1: El cinismo de Horner para defender a Red Bull concitó un furibundo editorial de The Times
"Con su comportamiento daña a toda la Fórmula 1. Se podría incluso –aún a riesgo de que boicotee de nuevo a los medios – definirlo como un perdedor", escribe Matthew Syed.
Christian Horner está asombrando y hartando al Gran Circo con sus cínicas, y muchas veces violentas, declaraciones para desviar la atención de la violación del techo presupuestario en su primer año de vigencia por parte de Red Bull. Ahora, la publicación inglesa The Times lo ha acusado de manipular temas como la salud mental y el bullying para no hablar de la flagrante violación a las normas impuestas por la FIA.
En un artículo editorial firmado por Matthew Syed, reprocha a Horner que haya denunciado sin sustento “una campaña mediática bien planeada” que había redundado en “bullying a los hijos de nuestros trabajadores en sus colegios”.
Dice Syed: “Horner puede haber ganado el campeonato de pilotos y el de constructores, pero con su comportamiento no sólo daña al equipo, sino también a toda la Fórmula 1. Se podría incluso –aún a riesgo de que boicotee de nuevo a los medios de comunicación– definirlo como un perdedor”. Esta última frase alude al boicot que le hizo Max Verstappen a todos los canales de Sky Sports en el último Gran Premio de México, como represalia por “críticas irrespetuosas” de parte de periodistas de este grupo.
Pero lo de Horner no se queda aquí. Desesperado por desviar la atención del hecho de que los tres mundiales ganados en los últimos doce meses (los dos de Verstappen, el título de Constructores de este año) están fuertemente cuestionados por la vulneración del límite presupuestario, a Horner se le escapó que los premios repartidos por la FOM / Liberty Media superan en algunos casos el mentado techo económico.
Además de reírse de la sanción y jactarse de que “aunque nos multen por diez veces más, no nos alcanzarán nunca” (reconociendo por otro lado que la ventaja que sacaron 2021-22 la mantendrán grosso modo hasta fines de 2025, por la estabilidad reglamentaria y el creciente rigor presupuestario), Horner reconoció lo que es una verdad no dicha de la F1, y la peor rémora que queda de la Era Ecclestone: para cerrar el Pacto de la Concordia 2012, Bernie arregló por afuera de la negociación general con Mercedes, Ferrari y Red Bull; en resumen, se les dio al menos dos tercios del total que reciben los equipos por derechos de imagen.
Para que quede claro: si los equipos reciben en conjunto mil millones de euros por año, casi setecientos se los quedan estos tres equipos, y poco más de trescientos para los restantes siete. Éste es el status quo que nadie (empezando por Domenicali, caballo de Troya de los equipos europeos en Liberty Media) siquiera mencionará, y que es el principal responsable de las asimetrías presupuestarias que hay en la F1.
"Es por eso que es necesario analizar el límite de presupuesto, porque hay un fondo de premios que excede el límite para los primeros tres o cuatro equipos", comenta Horner en el clímax de su cinismo.
Lo que en realidad muestran las declaraciones del líder de Red Bull Racing es que el techo presupuestario es una medida que confunde las causas con las consecuencias: el problema no es que los equipos de arriba pueden gastar mucho más que los de abajo; el problema es que se les da casi todo a tres equipos, por lo que pueden gastar muchísimo más que los de abajo; lo les sobra a los de arriba es lo que se les quitó a los de abajo, y eso es lo que le quita ‘salud económica’ a la F1… Algo que ha pasado mucho en la historia universal reciente, no sólo dentro de la Fórmula 1.
¿Qué pasaría si en la F1 ocurriera como en la Premier League, en la que todos los participantes reciben igual cantidad de dinero? Si les preguntás a Wolff / Horner / Binotto te dirán, como sucede a nivel histórico siempre con los que detentan privilegios, que sería el acabose para la F1. La verdad es que la liga nacional de fútbol más atractiva del mundo es la inglesa, y que United o City no parecen equipos depauperados que no pueden establecer hegemonías deportivas.
Pero hablar en estos términos es utópico: la FIA y Liberty Media están colonizadas fuertemente por los intereses de los equipos europeos, y los Andretti son la prueba de este sordo boicot que rige desde hace ya una década los destinos del deporte motor.