F1: ganaba Leclerc con garra, pero se fue contra un guardrail y ganó Verstappen
Podio con sabor a gloria para los dos pilotos de Mercedes. Sainz Jr tuvo que remontar toda la parrilla y las estrategias de su equipo para terminar quinto. Perez cuarto en un weekend gris.
Ganó Max Verstappen el Gran Premio de Francia de F1, pero la noticia es que Charles Leclerc abandonó por quinta vez en el año (tercera mientras iba en la punta), y queda la duda si el motivo fue un problema de acelerador (el rugido de Leclerc y sus comentarios al abandonar parecen aseverar esto) o simplemente un error de pilotaje (como adujo el monegasco en el corralito de prensa). La cuestión es que en la Vuelta 18 Charles no frenó y se fue de frente contra un guardraíl, luego de 17 vueltas de pertinaces pero infructuosos ataques de Max Verstappen, a quien su velocidad punta ya no le representa la ventaja abismal de antes de Canadá.
La falta de fiabilidad de Ferrari o el error de pilotaje de Leclerc nos privaron de un carrerón como el que veníamos viendo hasta la Vuelta 19. Verstappen condenado a parar dos veces, Leclerc aguantando al mismo ritmo que el de Red Bull pero con menos desgaste de neumáticos y mejor ritmo hacia el final del stint.
En realidad, Ferrari está en medio de una dicotomía a la que la condujo el éxito en el diseño de su auto para este año: los italianos esperaban ganar carreras este año, pero ni sospecharon el fracaso del proyecto de Mercedes. La ausencia de los alemanes en la lucha con Red Bull los dejó demasiado expuestos, obligados a luchar el campeonato contra el mejor equipo (como equipo humano) desde las Ferrari de Schumi y Brawn, sin estar a la altura del desafío.
Ferrari duda y falla de manera garrafal en casi en cada carrera a la hora de los pit stops. Además, el reglamento técnico de este año los llevó a extremar la búsqueda de rendimiento (que se congelará en la última parte de este año en sectores claves del auto, como la planta impulsora), ya que desde el año próximo no podrán hacer cambios más que por razones de fiabilidad.
Resultado: Ferrari alcanzó un rendimiento incluso mejor del esperado este año, pero la fiabilidad es una deuda cada vez más grande; y el día que no falla nada, también Sainz Jr y Leclerc se la mandan solos. En resumen: si Ferrari estuviera tercera en el Mundial de Constructores, con dos o tres carreras ganadas y ninguna chance de pelear por los dos títulos, en Ferrari todo sería pura satisfacción.
De la carrera no hay demasiado para decir tras el abandono de Leclerc. Con Verstappen llevando el ritmo a un nivel muchísimo más reposado, Hamilton asegurando el segundo puesto y los demás a una luz, todo se redujo a ver la persecución frenética de George Russell a un Pérez que se venía deshilachando como sus neumáticos.
Tanta enjundia, que redundó en un toque salvaje del británico al mexicano en la Vuelta 42 (lo sacó de pista y le devolvió la posición), tuvo un premio tras el Virtual Safety Car provocado por el abandono de Bottas en la Vuelta 49 (a Alfa Romeo no le salió nada en todo el fin de semana). En el relanzamiento (Vuelta 51) madrugó a un Pérez al que ya le costaba mantenerse tercero con los neumáticos gastados pero calientes.
Las últimas dos vueltas se invirtieron los roles y Checo persiguió de manera denodada al talentoso joven británico, que consumó un doble podio para Mercedes facilitado por los diversos renunciamientos de Ferrari: además del abandono de Leclerc, Sainz Jr tuvo que remontar toda la gara tras cambiar su planta impulsora y su centralita eléctrica el sábado, y tuvo que remontar otra horrenda parada en boxes de Ferrari, con unsafe release incluido que provocó una sanción de 5 segundos. Los italianos la completaron haciendo parar por segunda vez al español cuando acababa de ponerse tercero con Medios que parecían durar eternamente; todo en medio de discusiones con un Sainz Jr que cada vez confía menos en su radio, y es más rebelde que Leclerc a la hora de discutir las estrategias. Al final el madrileño pudo llegar quinto.
Su compatriota, el mítico Fernando Alonso, llegó sexto a un eón de distancia. Séptimo puesto rascó el bueno de Lando Norris, y también fue una muy buena tarea tras un fin de semana muy cuesta arriba para Esteban Ocon. Ricciardo salvó su ropa con un gris noveno puesto, y Lance Stroll llegó décimo aguantando la posición ante su compañero de equipo a lo Beto Márcico: mucho codo y glúteos.
Volviendo al principio: el campeonato no puede no ser ganado por Max Verstappen y Red Bull. Ferrari no tiene equipo para ello; auto sí, con el bemol de la fiabilidad: si la Ferrari aguantase, le hubiera ganado la mayor parte de las carreras que abandonó Leclerc. Claro, si no tuvieran también su horrendo desempeño en boxes. Entonces, por carencia de rivales, todo se irá decantando hacia la casa austríaca y el campeón neerlandés, que sólo tienen que evitar equivocarse de acá al final de año para ser bicampeones.