F1: ganó Verstappen en Hungría desde el décimo puesto; Ferrari destruyó la carrera de Leclerc
Hamilton logró un glorioso segundo puesto, superando a un Russell que mantuvo junta a la parrilla en la primera parte, posibilitando la victoria del neerlandés.
Max Verstappen ganó con las manos en los bolsillos el Gran Premio de Hungría de F1, largando desde el décimo puesto. Russell hizo posible la hazaña del neerlandés con su sólida carrera defendiendo la punta; Ferrari propició la victoria del campeón del mundo con sus decisiones estratégicas (si no, hubiera sido podio para Max). Resultado: Ferrari perdió otros 23 puntos en el Campeonato de Constructores.
Lo increíble es que, otra vez en un fin de semana de 2022, una escudería (en este caso Red Bull) no tenía opción en el calor del viernes ante el ritmo que mostraba Ferrari. Y otra (Mercedes) aparecía detrás de McLaren y muy pareja con Alpine.
Pero otra vez llovió el sábado, se lavó la pista, la carrera se corrió con 30 y pico de grados menos en pista y cambiaron completamente los parámetros de performance y desgaste de los neumáticos: los Duros se tornaron inservibles. Esto hundió a Ferrari y revivió a Red Bull y Mercedes. Pero los italianos no tomaron nota de los cambios de parámetros ni siquiera cuando ya se habían corrido dos tercios de la carrera.
Tras las prácticas del sábado, Ferrari había optado por una carrera con Medios y Duros, parando una vez; no le quedaban Blandos nuevos; se empecinó en mantener la estrategia original; cuando no le salió, sólo tenía alargar los dos juegos de Medios disponibles.
Dicho todo esto, la catástrofe que se autoimpuso Ferrari a nivel estratégico es difícilmente comprensible: todos los pilotos que habían calzado Duros se habían ido para atrás. Pero Ferrari, tras dos juegos de Medios, le puso Duros a Leclerc, que lideraba la carrera, en la Vuelta 39 (una más tarde que Max para calzar Medios hasta el final) y ahí se acabó el 1-2 de Ferrari.
Ferrari, como equipo, al menos en el sector de diseño de estrategias, está groggy. Es un boxeador al borde del nocaut, sólo que esto es automovilismo, y te pueden seguir pegando después del nocaut. Binotto debe saber que, si no cambia ya los nombres y los resultados en esa parte del equipo, la hecatombe se lo terminará cargando a él también: Ferrari no puede seguir regalando decenas de puntos por carrera.
Verstappen largó con Blandos (salvo Russell, la mayoría del los punteros arrancaron con Medios) y fue superando un auto tras otro con 'celeridad' digna de Julio César, mientras Checo lo seguía a la zaga y con mayores dificultades.
Mientras tanto, Russell, que aguantó bien a las Ferrari en la largada, mantuvo un buen ritmo para su Mercedes hasta la Vuelta 13; luego empezó a decaer y a defenderse como gato entre la leña, sin cometer errores, hasta que entró en la Vuelta 16. En la 17 entró Sainz Jr, pero Ferrari empezó a mostrar que estaba en uno de estos días que ya le sacaron ¿120 puntos? en el Campeonato de Constructores: lo tuvieron parado 3,7 segundos y no pudo hacerle el overcut a Russell, ni a Ocon.
Para que funcionara la estrategia de parar una vez para calzar Duros hasta el final, Leclerc tenía que hacer durar los Medios al menos hasta la vuelta 30: tuvo que entrar en la 22, y a partir de allí Ferrari quedó estratégicamente a tiro de la catástrofe.
El monegasco atacó al joven británico de Mercedes de la Vuelta 28 a la 31, infructuosamente hasta que logró superarlo por afuera en gran forma. El desafío ahora era para Sainz Jr: en la Vuelta 38, ya Russell corría otra vez en modo defensa camboyana, pero Verstappen era una mancha azulada amenazante en los espejos de Sainz Jr.
La carrera ya estaba a tiro de la precisión y velocidad de Max y de Red Bull a nivel conductivo y estratégico, respectivamente. Como casi siempre, los austríacos no fallaron y Max tampoco; como casi siempre este año, Ferrari cometió desatinos dignos de un film surrealista.
Cuando Verstappen entró a calzar Medios hasta el final en la Vuelta 39, Ferrari se vio obligada a entrar a Leclerc para evitar el undercut; pero los italianos pusieron el Duro que hoy, con menos de 30 grados de temperatura, era de granito en comparación con los casi 60 del viernes.
Y Max lo pasó como parado, pese a la, otra vez, tenaz defensa de Leclerc. ¡Y lo pasó dos veces! Porque enseguida del primer, esforzado e inspirado sorpasso del campeón contra el aspirante monegasco, Max hizo un trompo (las primeras gotitas de lluvia que traía el viento lo traicionaron), y debió defenderse en tándem con Pérez del brioso Russell, que venía tocando pito desde atrás. En la Vuelta 45 se morfó otra vez a un Leclerc inerme, y enfiló para la victoria; la única esperanza de los demás era que los Medios del neerlandés no aguantasen más, y eso no pasó.
En la última parte de la carrera Ferrari tuvo tiempo de entrar otra vez a Leclerc para ponerle Blandos usados para tratar de rascar la Vuelta Rápida: hasta en eso fracasó. Y Hamilton pudo aprovechar sus neumáticos más frescos en el final para superar en gran forma a Sainz Jr y arrebatarle el segundo puesto a su compañero Russell, en otro final apretadísimo entre los dos fascinantes pilotos de Mercedes.
¿Volvió Mercedes? De ningún modo: el nivel real del equipo alemán es algo intermedio entre el casi nada de Paul Ricard y el casi todo de Hungaroring. Pero Mercedes parece haber solucionado los problemas más graves de comprensión de su auto, y siguen acercándose eleáticamente a la punta. El día que les toque ligar un poco, ganarán una o dos carreras de acá al final de año.
Eso dependerá, se presume, de que algún otro día se le apague el motor a Verstappen. Mientras tanto, el mejor equipo y el mejor piloto de este año (que no, claramente, el mejor auto) se van a llevar los dos campeonatos.
Ferrari tendrá un mes para enfriar la cabeza y rehacer su Dirección de Estrategias. O Binotto no llega al año que viene: perder el campeonato con Red Bull este año está dentro de lo aceptable y de lo esperable; convertirse en el hazmerreír de la F1 en casi cada carrera es intolerable, y la desaparición de Binotto en plena carrera no pareció casual: en Ferrari rodarán cabezas.