Sigue escalando el conflicto por la intención de la FIA  de Mohammed ben Sulayem de sancionar a los pilotos que “insulten como raperos” en las radios de carrera de la F1. Max Verstappen fue condenado a realizar tareas comunitarias y se puso hecho una furia: contestó con monosílabos en las conferencias de prensa oficiales del fin de semana en Singapur y armó charlas paralelas con los periodistas, en las que se explayó a gusto.