Nadal venció a Federer y jugará la final del torneo de Maestros
El español, número uno del mundo, se impuso por 7-5 y 6-3 ante el suizo.
El número uno del mundo ratificó su condición de favorito, pese a que dijo no sentirse cómodo en pista dura, al derrotar con claridad a quien fue verdugo ayer del tandilense Juan Martín Del Potro.
Nadal, invicto en el certamen, enfrentará al ganador de la otra semifinal que pondrá cara a cara al serbio Novak Djokovic, el otro tenista que triunfó en todos sus encuentros, con el suizo Stanislas Wawrinka.
Será la decimocuarta final de la temporada para el mallorquín, en un 2013 con diez torneos ganados, incluído Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos.
El arranque fue intenso, en el que “Rafa” a pura fuerza, y Federer, a pura técnica, obtuvieron sin demasiados apuros los puntos de sus saques.
Como durante todo el torneo, el nacido en Basilea era “local”, gracias al nutrido público suizo, fácilmente reconocible por vestir de rojo de pies a cabeza, y el cariño de los londinenses.
Por eso el estadio O2 tuvo su momento de euforia en el quinto game con los tres break points que tuvo el número 7 del mundo, pero que Nadal anuló mediante buenos tiros ajustados a la línea.
Sin embargo, no tardaron en llegar tres quiebres consecutivos: primero fue el ibérico gracias a su zurda mágica, el suizo respondió con una enorme precisión y, finalmente, fue el número uno el que pasó otra vez al frente por dos errores no forzados de su oponente.
Con un gran porcentaje de efectividad en el primer servicio, algo que sería constante en todo el partido, el mallorquín cerró el primer set 7-5 en 43 minutos de juego y provocó más de un “Vamos Rafa” en las tribunas.
En el segundo parcial, Federer cambió la estrategia y buscó atacar más cerca de la red, pero no le encontró la vuelta ante un Nadal que devolvió todas con su drive y revés y quebró en el quinto game.
Tras ese punto, el suizo mostró su enojo tirando una pelota bien alto que rozó la pantalla gigante que cuelga sobre el court y terminó como souvenir de un afortunado simpatizante.
Ya vencido, Federer se encontró varias veces con la red y el partido terminó con un quiebre del mallorquín, que se quedó con el set 6-3 en 36 minutos y festejó el pase a la final con sus dos brazos en alto.