Russell ganó su primer GP de F1 con el aplomo de un veterano y celebró llorando como un niño
Mercedes logró el 1-2 que venía esbozando en las últimas carreras. Verstappen no le devolvió posición a Pérez y se perdió a su mejor escudero. Sainz Jr sigue en estado de gracia, y Alonso, indestructible y modo Iron Man.
Algunos apuntes sobre un GP de Brasil de F1 tan frenético como puede serlo Interlagos, incluso sin lluvia. Por lo pronto, 1-2 de Mercedes y 3-4 de Ferrari.
1_ George Russell ganó la Carrera el sábado en el Sprint. Después, se mantuvo siempre fuera de las bataholas típicas de Interlagos y gestionó su primera victoria de F1 como un veterano, sobre todo en el primer relanzamiento, que retrasó hasta lo grotesco para impedir que lo pasaran de parado en la Curva 1. El joven británico es un piloto de una templanza y frialdad sorprendente, con pocos parangones en la historia en cuanto a estilo y características. Tanto que resulta una incógnita cuál será su techo; es menos espectacular que pilotos como Norris o Leclerc, pero se mantiene lejos o fuera de alcance de los incidentes y aprovecha imperturbable cada oportunidad como un ave de rapiña. Y, por lo pronto, le pelea desde el primer momento a un séptuple campeón del mundo como Lewis Hamilton, patrón y sota de Mercedes. La Carrera entregó mil oportunidades, pero Russell siempre supo cuidar la punta; no exigió el coche (Hamilton tuvo que hacerlo tras el momento de locura con Max en la S de Senna) y manejó con el aplomo de un veterano. Después mostró en pleno llanto la misma cara de aquel adolescente que sorprendió hace añares a Toto Wolff, pidiéndole una entrevista y mostrándole un powerpoint para argumentar por qué Mercedes debía contratarlo.