El mal momento de Kim Kardashian en la Ópera de Viena
La curvilínea morena fue invitada a un evento en la capital austriaca, pero un chiste de mal gusto le cambió el humor.
Un empresario austriaco tuvo la idea de invitar a Kim Kardashian a la gala anual de la Ópera de Viena. A la morocha le encantó la idea, pero avisó que su cachet para asistir a un evento ascendía a los 500 mil dólares. El empresario en cuestión, Richard Lugner, avisó que él no tendría problemas en pagar esa suma de dinero, siempre y cuando estuviera allí y aceptara ser "su cita". Ella aceptó gustosa y todos parecían felices.
Luego, hubo conferencia de prensa, una producción fotográfica para una revista y muchas sonrisas para todo el mundo. Pero el jueves por la noche, durante la gala, las cosas cambiaron. Como primera medida, muchos criticaron el demasiado sugerente vestido elegido por la heredera Kardashian, que dejaba mucha piel al descubierto. Luego, la modelo fue "sorprendida" por Chris Stephan, un humorista local que, con su cara pintada de negro, simuló ser Kanye West en un paso de comedia bastante flojo. Hasta aquí, Kim siguió mostrándose simpática y no dejaba de agradecer la invitación hecha por el estrafalario empresario.
Pero, más tarde, un canal de televisión austriaco juntó a la invitada de honor con Stephan para entrevistarlos. Y él disparó un chiste racista que transformó su rostro. "Estoy muy feliz (...). Vamos a bailar, y a esperar que lleguen los negros a Viena", dijo utilizando una palabra con la que se llama despectivamente a la gente de color en Estados Unidos. La periodista sonrío y se dio vuelta para hablar con la modelo, pero ya era demasiado tarde.
Lo cierto es que Kim se pasó gran parte del evento jugueteando con su celular y ya no volvió a recuperar la sonrisa. El empresario, indignado, dijo que había tenido "una porquería de cita" con ella, y se arrepintió de haber pagado semejante suma por su presencia (antes lo había intentado con Paris Hilton, Carmen Electra y Lindsay Lohan, pero todas le dijeron que no).