El jueves 20 de marzo a las 20:30 horas, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires llevará a cabo el segundo concierto del abono 2014 en el Teatro Colón. La dirección estará a cargo de su maestro titular, Enrique Arturo Diemecke, y contará con la actuación del pianista Leonid Kuzmin. El programa incluye el Concierto para piano y orquesta Nº 5 en Mi bemol mayor, “Emperador”, Op. 73 de Ludwig van Beethoven (1770-1827) y de Richard Strauss (1864-1949) dos obras, Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel, Op. 28 y la Suite de “El caballero de la rosa”, Op. 59.
 
La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires obtuvo dos Premios Konex de Platino como la mejor orquesta argentina de las últimas dos décadas, en 1999 y en 2009. En 2013 fue distinguida con el Premio “Mejor Orquesta Sinfónica Argentina” de 2012 por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina.
 
Desde 2007, el maestro mexicano Enrique Arturo Diemecke es director musical de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Como director artístico este año realiza su vigesimoquinta temporada al frente de la Sinfónica de Flint (Michigan), la decimotercera con la Sinfónica de Long Beach (California) y la tercera con la Filarmónica de Bogotá. Dirige con frecuencia orquestas de todo el mundo. La Sociedad Mahler le otorgó una medalla por sus versiones de las sinfonías completas y fue galardonado con el Grand Prix de l'Académie du Disque Lyrique en varias ocasiones.
 
Nacido en Bielorrusia y aclamado por la crítica como uno de los mejores pianistas de la actualidad, Leonid Kuzmin se formó en el Conservatorio Estatal de Música de Minsk y en la Escuela de Música de Manhattan. Ha ganado el Concurso Internacional de Piano de la American Music Scholarship Association (1984), el Concurso Internacional de Piano Stravinsky (1985) y el Concurso Internacional de Piano Franz Liszt en Budapest (1991). Durante las últimas temporadas realizó más de mil recitales y conciertos con orquesta por todo el mundo, y casi 20 discos.
 
Beethoven compuso en 1809 el Concierto para piano Nº 5 mientras los ejércitos de Napoleón ocupaban Viena. Es el único que no llegó a interpretar, ya que su carrera como pianista había terminado en 1808 a causa de su avanzado estado de sordera. El título “Emperador” no le es propio y se desconoce con certeza la procedencia. Al igual que varias obras más, se lo dedicó al archiduque Rudolph de Austria, su alumno, amigo y benefactor. Una de las cumbres del género, abrió el camino para el estilo de relieve sinfónico que adquirieron los conciertos de Liszt y Brahms.
 
Expresó Richard Strauss que en la música programática encontró el medio de “desarrollar lo poético, lo expresivo que hay en la música, tal como lo ejemplificaban las obras de Liszt, Wagner y Berlioz”. Un ejemplo de la maestría que adquirió en la composición de poemas sinfónicos intensamente descriptivos es su Op. 28, Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel, que completó y estrenó en 1895. El héroe de la obra fue un notorio bromista que vivió en el norte de Alemania y los Países Bajos en el siglo XIV, y que pagó con la horca sus picardías.
 
En 1909, Hugo von Hofmannsthal escribió el libreto de la ópera de Richard Strauss que goza de más popularidad: “El caballero de la rosa”. Compuesta en 1910 dentro de la tradición mozartiana, la comedia se desarrolla en el ambiente cortesano de Viena, a mediados del siglo XVIII. El cineasta Robert Wiene convirtió en 1925 esta ópera en película, para la cual el compositor realizó una suite basada en la partitura original.
 
 
Fuente: Martín Leopoldo Díaz