A menos de dos días de la realización de la 87º entrega de los Premios Oscar, apareció en medio de Hollywood Boulevard una polémica escultura que representa a una estatuilla esnifando cocaína y que tiene una placa que dice "A la mejor fiesta de Hollywood".

Se trata de una obra del artista callejero Plastic Jesus, que no suele mostrarse en público, y que en sus trabajos suele plasmar con audacia los acontecimientos mundiales más importantes sobre la sociedad, el medio ambiente, la cultura y la política con humor, crítica e ironía.

"La pieza intenta llamar la atención sobre el problema de la drogadicción que oculta Hollywood y que afecta a cientos de personas en esta industria. Ha sido largamente ignorado hasta la muerte de una larga lista de importantes celebridades", explicó el fotógrafo Nick Stern, que trabaja con Plastic Jesus, a la revista Laist.

"Normalmente oímos cosas sobre que una celebridad de gran nivel quizá vaya a rehabilitación", decía hace un tiempo el artista a un canal de televisión de Los Ángeles, cuidando en todo momento de mantener su imagen en el anonimato. "La gente como directores, productores, gente de maquillaje, electricistas, chicos de sonido, y muchos más, ninguna de estas personas obtienen el cuidado o el tratamiento al que gente de su nivel puede acceder".