23 muertos en un atentado a la embajada iraní en Beirut
Dos atacantes suicidas de un grupo vinculado a Al Qaeda atacaron la embajada, reivindicado como una represalia por el apoyo de Irán a Damasco en la guerra civil de Siria.
A bordo de un vehículo todoterreno y una moto, los atacantes intentaron irrumpir en el complejo de la embajada, en el barrio de mayoría chiita de Al Yinah en Beirut, pero los guardias de la embajada lograron impedir el ingreso y sus explosivos estallaron frente al edificio, según informó la policía libanesa.
La vocera de la Cancillería iraní, Marzie Afjam, dijo que el agregado cultural de la embajada, Ebrahim Ansari, resultó herido y falleció horas más tarde en el hospital, informó la agencia de noticias nacional iraní IRNA.
Las explosiones también causaron la muerte a dos civiles iraníes vecinos del barrio y de seis guardias de la embajada, entre ellos el guardaespaldas privado del embajador iraní en el Líbano y funcionario a cargo de la seguridad del edificio, Rezvan Fars, informó la agencia de noticias EFE, que citó fuentes de seguridad.
Un responsable de las Brigadas de Abdallah Azzamdel, un grupo libanés vinculado a Al Qaeda, se adjudicó la autoría del doble atentado en la red social Twitter.
"Fue un doble atentado en el que dos de nuestros héroes, sunnitas del Líbano, se sacrificaron como mártires", escribió Sirajedin Zreikat en la cuenta de la organización.
El grupo armado amenazó con seguir lanzando ataques en el Líbano "hasta que Irán retire a sus fuerzas de Siria", donde según las Brigadas "luchan junto al gobierno sirio de Bashar al Assad".
Además exigió la libertad de un grupo de milicianos detenidos en las cárceles libanesas, informó EFE.
Las Brigadas de Abdallah Azzam, que en el pasado se atribuyeron ataques con proyectiles contra Israel, deben su nombre al mentor del fallecido jefe de Al Qaeda, Osama Ben Laden, e impulsor de la jihad (guerra santa) global.
Una vez que el grupo islamista reivindicó el doble atentado, el gobierno de Damasco fue uno de los primeros en repudiarlo y el primero en vincularlo con su propio conflicto interno.
"El terrorismo que golpea Siria, el Líbano e Irak huele a petrodólares", denunció en un comunicado el gobierno sirio, en referencia a Arabia Saudita y otros países del Golfo Pérsico, ricos en petróleo, que apoyan a las milicias insurgentes sirias que quieren derrocar a Al Assad.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y España también condenaron el ataque contra la embajada iraní en Beirut.
Imágenes difundidas por la cadena de TV libanesa Al Mayadin, financiada por Irán y con una oficina en el barrio de la embajada, mostraron a civiles envueltos en llamas y a sus propios vecinos tratando de apagar el fuego.
Varios vehículos resultaron incendiados por las explosiones, que también provocaron importantes destrozos materiales en los edificios colindantes.
Al barrio de Al Yinah se trasladaron numerosas ambulancias para socorrer a los heridos, así como al ministro libanés de Sanidad, Hasan Jalil, y varios responsables del movimiento chiita Amal.
Jalil dijo que las dos explosiones dejaron 23 muertos, son contar a los atacantes, y 146 heridos.
En comunicación telefónica con Télam, el embajador argentino en el Líbano, Ricardo Larriera, dijo no tener información de que haya habido alguna víctima argentina y que éso era "poco probable", debido a que "no es un barrio en el que vivan compatriotas".
La violencia sectaria entre sunnitas y chiitas aumentó en el Líbano desde el inicio del conflicto sirio en marzo de 2011, que polarizó a los libaneses entre partidarios y detractores del gobierno de Al Assad.
La permanente llegada de sirios que escapan de la guerra y buscan refugio en territorio libanés suma también otro elemento de conflicto interno al pequeño país árabe.
A modo de ejemplo, en la localidad de Arsal, fronteriza con Siria y en la que viven 60.000 personas, 20.000 ya son refugiados sirios, es decir un tercio de su población total, que una vez instalados pobremente comienzan a reflejar problemáticas esenciales como alimentación, trabajo y vivienda.
Sólo en la última semana, unos 6.000 sirios cruzaron la frontera con Líbano escapándose de los combates en la localidad siria de Qara, en el oeste del país, según anunció hoy el vocero del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Adrian Edwards.
Además, otro foco de conflicto radica en que entre los cientos de miles de refugiados sirios existen miembros y simpatizantes de las milicias opositoras y aliados y seguidores del gobierno de Al Assad, lo que traslada al Líbano sus diferencias políticas y, especialmente, sus luchas y peleas.
Desbordado y sujeto a un equilibrio de fuerzas internas extremadamente inestable, el gobierno libanés reclama, hasta el momento de modo infructuoso, que la comunidad internacional intervenga con ayuda inmediata y concreta.