Bombardeos aéreos de la OTAN provocan al menos 145 muertes
En el ataque murieron 138 supuestos insurgentes y siete militares. Además 108 resultaron heridas en combates en el este del país.
La participación de la OTAN fue a pedido de las fuerzas de seguridad afganas, que estaban siendo superadas por los ataques yihadistas en la localidad de Dangam, en la provincia de Kunar, dijo un portavoz del Ejército, Haroon Yosoufzai.
El portavoz reveló también que 17 de los fallecidos vestían uniformes del Ejército paquistaní.
Alrededor de 1.200 insurgentes afganos y paquistaníes lanzaron hace diez días una ofensiva contra puestos de control de las Fuerzas de Seguridad en áreas remotas de este distrito fronterizo con Pakistán, aseguró Yosoufzai.
Los talibanes establecieron un centro de coordinación en la localidad de Shenk-i-Dera, "en el que estaban cientos de insurgentes cuando se produjeron los bombardeos", y destruyeron tramos de carreteras o las bloquearon con grandes rocas mediante explosiones en la montaña.
"También colocaron explosivos en casi todas las carreteras para dificultar el paso de las fuerzas afganas" y tomaron posiciones estratégicas en montañas "en las que necesitamos apoyo aéreo de la OTAN para combatirlos, en las cimas y también en los valles, donde nuestros vehículos no pueden avanzar", añadió el portavoz.
Asimismo, explicó que fueron enviados refuerzos a la zona. "Pero si recibimos apoyo aéreo de la ISAF, seremos capaces de echar a los militantes en poco tiempo", en referencia a la misión de la OTAN.
Por su parte, el jefe provincial de Policía, Abdul Habib Sayedkhili, declaró que los talibanes utilizan mujeres y niños como escudos y queman casas de policías, milicias pro gubernamentales y jefes tribales que son contrarios a ellos.
Afganistán atraviesa uno de los momentos más complicados desde la invasión de Estados Unidos y el final del régimen talibán hace trece años, con un aumento en los últimos meses de los ataques insurgentes cuando está a punto de finalizar el 31 de diciembre la misión de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad).
No obstante, Estados Unidos prevé mantener unos 10.800 soldados y la Alianza Atlántica entre 3.000 y 4.000 militares, con un nuevo rol de asesoramiento y equipamiento de tropas afganas.