La presidenta Dilma Rousseff reclamó por las violaciones a los derechos humanos en la base estadounidense de Guantánamo. 

La jefa de Estado brasileña advirtió que los Estados Unidos "deben tener una nueva mirada" sobre el gigante sudamericano "como un importante socio democrático, que respeta los contratos y que es una reserva petrolera a nivel global", a dos días de la visita de su par Barack Obama.

"Si no estoy de acuerdo con la lapidación de mujeres, tampoco puedo estar de acuerdo con gente presa de por vida y sin haber sido juzgada. Esto vale para Irán, para Estados Unidos y para Brasil", argumentó.

Y matizó, puertas adentra, recordando que "tampoco puedo opinar de todo sabiendo que Brasil tiene sus problemas, como el sistema carcelario, su política hacia los presos".

"No somos más el país de la época de la Alianza para el Progreso, un país que necesita de ese tipo de ayuda. No es que la Alianza para el Progreso no haya tenido sus méritos, pero Brasil no es aquel Brasil. Debe ser mirado de forma muy detallada por Estados Unidos", afirmó la presidenta, diferenciándose de la propuesta neocolonialista que John Fitzgerald Kennedy bautizó con aquel nombre en los años 60.

Rousseff defendió como estratégica para la relación con Estados Unidos y el peso brasileño en el planeta a los megayacimientos de petróleo submarino descubiertos en 2007, que pueden convertir a Brasil en uno de los mayores exportadores de crudo.