Podríamos estar ante el inicio de una nueva era: la de los vuelos supersónicos. Los diseños para un nuevo avión propulsado por hidrógeno aseguran reducirá los tiempos de viaje alrededor del mundo por aire a unas pocas horas.

El último avión comercial en marcar un récord de velocidad fue el Concorde. En su apogeo, el avión franco-alemán cruzó el océano Atlántico en tres horas y media, volando a una velocidad de más de 2100 km/h.