Convocan a un nuevo Viernes de Ira en rechazo a la condena a muerte para Mursi
Los Hermanos Musulmanes exhortan a "toda la gente honesta" a protestar "contra las condenas a muerte, las detenciones, los secuestros y las desapariciones forzosas" en ese país.
El partido islamista egipcio Hermanos Musulmanes convocó para el viernes próximo a masivas manifestaciones en rechazo a la condena a muerte y a cadena perpetua contra el derrocado presidente Mohamed Mursi, decisiones judiciales a las que calificó de "cómicas". La organización política -a la que pertenecía Mursi- instó "a toda la gente honesta de la patria a participar en una movilización popular el viernes contra las condenas a muerte, las detenciones, los secuestros y las desapariciones forzosas".
Asimismo, expresó su esperanza de que participen en las manifestaciones los campesinos, los trabajadores, los perseguidos, los intelectuales y "todos los egipcios que rechazan la opresión y la injusticia". Mursi y el líder de la Hermandad, Mohamed Badía, entre otros dirigentes islamistas, fueron condenados ayer a la pena capital por fugarse de una cárcel en 2011 y a cadena perpetua en un caso de espionaje y colaboración con organizaciones extranjeras.
"Son meros disparates de unos jueces y un mufti (intérprete de la Sharia o ley islámica) que se vendió a los militares asesinos", aseguró la agrupación sobre las sentencias emitidas ayer y aludiendo a los gobernantes castrenses del país. Según la nota, "esas injustas condenas suponen un castigo contra la revolución de enero (que derrocó al dictador Hosni Mubarak), sus objetivos, sus logros y los que participaron en ella".
La condena a muerte contra Mursi es también una sentencia "contra la voluntad del pueblo egipcio y consagra la etapa de opresión y tiranía que Egipto vive desde el golpe (militar de julio de 2013)", agregaron. Desde el golpe de Estado, las autoridades egipcias persiguieron a los Hermanos Musulmanes, declarados "grupo terrorista", y la justicia condenó a sus dirigentes y a cientos de sus simpatizantes a penas de muerte y de prisión. Los primeros meses tras el derrocamiento de Mursi fueron escenario de protestas multitudinarias de los islamistas, pero la brutal represión asfixió cualquier intento posterior de movilización.