El inesperado "Si" a la independencia escocesa desata conflictos en la economía británica
La libra, que ya había caído un 0,5% frente al dólar la semana pasada, se depreció hoy un 1% respecto al dolar y al euro, tras el sondeo que da ganadora la separación.
La irrupción de la opción independentista en Escocia, tras un sondeo publicado ayer que ubica al "Sí" por primera vez con ventaja de cara al referéndum que se celebrará el próximo 18 de septiembre, aceleró hoy la caída de la libra esterlina y desató una tormenta política que profundizó el cisma entre las principales formaciones británicas -conservadores y laboristas- que cruzan acusaciones tras el resultado.
La tradicionalmente firme divisa británica, que ya había caído un 0,5% frente al dólar la semana pasada, se depreció hoy un 1% respecto al dolar y al euro, horas después que una encuesta recargada a la empresa YouGov (una de las más serias que sigue la campaña) dio por primera vez ganador al "Sí" a la independencia escocesa tras meses de ir recortando poco a poco la distancia con el "No".
De este modo, la moneda británica quedó con un valor de 1,6156 dólares y 1,24 euros, su valor más bajo desde noviembre de 2013.
La encuesta, reproducida por el periódico Sunday Times, establece que el 51% de los escoceses votaría por la escisión frente al 49% que se opondría, mientras su dueño, el magnate Rupert Murdoch, citado por la agencia de noticias EFE, señaló que los separatistas manejan porcentajes de entre el 54 y el 46 % favorables al "Sí".
Y si bien otro sondeo, también divulgado este fin de semana, da ganador al "No" por entre el 52% y el 48%, este hecho no logró calmar la ansiedad del Gobierno británico que ve cómo -en el mejor de los casos- la distancia entre ambas opciones disminuye y el resultado del histórico referéndum, con enormes consecuencias sociales, políticas y económicas, es una incógnita.
De acuerdo con los analistas en Londres, un voto a favor de la independencia marcaría un capítulo de incertidumbre sobre asuntos políticos y económicos de la región, pero el principal efecto recaería sobre la moneda.
El Gobierno autónomo escocés, encabezado por el nacionalista Alex Salmond, ratificó su intención de conservar la libra esterlina si gana la independencia, pero Londres ya descartó esa posibilidad.
El responsable de la campaña por el "No", Alistair Darling, admitió hoy que preveían una disminución de la brecha entre los dos bandos en la recta final, pero opinó que la mayoría de la población escocesa se decantará por mantener la unión de Escocia con el Reino Unido, vigente desde hace 307 años.
Darling, quien fue ministro de Hacienda durante la gestión del laborista Gordon Brown, se declaró "muy confiado" en que la opción por el "No" triunfará ese día y negó de modo tajante que los partidarios de esa opción estén reaccionando con "pánico" y con "un soborno de última hora", como aseveró Salmond tras la abrupta oferta del gobierno británico de más autonomía a Edimburgo si los escoceses deciden mantenerse en Reino Unido.
Esta "mayor autonomía" se traduciría en más poderes para gestionar impuestos y servicios públicos.
El primer ministro británico, David Cameron, y varios otros otros líderes británicos, entre ellos el laborista Ed Miliband, que defienden la permanencia de Escocia en el Reino Unido, viajarán a esa región en la recta final de la campaña pero, según Downing Street, no hay ningún "plan de contingencia" ante una eventual victoria del "Sí".
"No ha habido ningún cambio. El Gobierno está totalmente centrado en defender que el Reino Unido siga junto y en que Escocia continúe formando parte del Reino Unido", apuntó hoy el portavoz oficial del primer ministro británico.
No tan calmo, el alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, calificó la posibilidad del triunfo del "Sí" como "una catástrofe" para el Reino Unido y acusó a Salmond de encabezar una campaña destructiva.
En un artículo publicado hoy en el diario The Daily Telegraph, Johnson alertó que "si las encuestas son correctas, en diez días podríamos estar caminando como zombies, en ambos lados de la frontera escocesa", afirma el alcalde, quien considera que una eventual separación pondría fin a la unión política "más exitosa" de la historia.
Lo claro es que los resultados del sondeo publicado ayer desataron una guerra de nervios en buena parte de la clase política británica y mientras los conservadores atribuyen este inesperado resultado a la pérdida de credibilidad de los laboristas en Escocia, éstos últimos responsabilizan a las políticas de ajuste de Cameron.
El premier pasó el fin de semana en el castillo escocés de Balmoral como invitado de la reina Isabel II, de 88 años y con una postura pública neutral pero que, según filtraron los medios británicos, está "horrorizada" con la perspectiva de que Escocia se independice del Reino Unido.
En tanto, buscando bajar el perfil de la caída de la libra, la "número dos" en el gobierno de Escocia, Nicola Sturgeon, consideró hoy que "no es inusual" la oscilación de la divisa en tiempos de campaña política e insistió en que una Escocia independiente "funcionará con la libra esterlina", pese a que los principales partidos británicos son contrarios a mantener la unión monetaria.
Para Sturgeon, el viento está a favor del independentismo, que en su opinión se impone a las "tácticas negativas" del bando del "No", pero es preciso "no darlo por hecho" y seguir con la campaña "persona a persona en todo el país".
Unos 4,5 millones de escoceses mayores de 16 años fueron convocados a las urnas el jueves 18 de septiembre para responder si están o no a favor de la independencia de Escocia, la decisión más importante para el Reino Unido en los últimos tres siglos.
Actualmente, Escocia es una nación constituyente y región administrativa del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con su propio gobierno autónomo, el Parlamento Escocés, con sede en Edimburgo.
La nación era un estado soberano antes de la aprobación del Acta de Unión de 1707 cuando el Reino de Escocia se unió con el Reino de Inglaterra para establecer el Reino Unido.
Tras un acuerdo entre el Parlamento Escocés y el Parlamento del Reino Unido, la pregunta formal de este referéndum será: «¿Debería Escocia ser un país independiente? Sí o No».
El resultado abrirá un importante arco de posibilidades en relación a la economía escocesa, la defensa de las Islas Británicas, las relaciones entre Escocia y sus vecinos y su afiliación con organizaciones internacionales como la Unión Europea, la OTAN y la Mancomunidad de Naciones.