El papa Benedicto XVI arribó este lunes a Santiago de Cuba, en una visita oficial por América Latina, que también lo llevó a México, donde permaneció por tres días.

En su estadía en la isla caribeña, la autoridad máxima de la Iglesia Católica se reunirá con el presidente Raúl Castro y ofrecerá dos discursos frente a sus seguidores, tanto en Santiago de Cuba como en La Habana.

"Cuba lo recibe con afecto y respeto, y se siente honrada con su presencia", dijo desde un atril el presidente Raúl Castro, mientras el Papa escuchaba sentado a unos pocos metros. "Le doy la más calurosa bienvenida", agregó.


Castro lanzó sus habituales diatribas contra los Estados Unidos ni bien comenzó su alocución, fundamentalmente por el embargo que pesa sobre el país. "14 años después de que Juan Pablo II nos visitara, el bloqueo político, económico y mediático se mantiene", se quejó, y afirmó que "la nación seguirá cambiando todo lo que deba ser cambiado" para prosperar, en lo que pareció un compromiso para continuar con las reformas económico sociales que ha implementado durante su gestión.



"Le agradezco su acogida, sus palabras", dijo a su turno el Pontífice, quien se confesó ansioso de llegar a la isla. Inmediatamente recordó la visita de su predecesor en 1998. "Juan Pablo II ha dejado una huella imborrable en los cubanos", dijo.



"Hay una profunda crisis espiritual y moral" en muchas partes del mundo, subrayó. "Se requieren hombres rectos", que tengan valores y convicciones, agregó.



"En estos momentos, Cuba está mirando hacia el mañana, y quiere ensanchar sus horizontes", destacó. "Ruego al señor que bendiga a este país y a sus hijos", añadió durante su breve discurso.