En la segunda jornada de su visita a la Ciudad-Estado de Singapur, el Papa Francisco abordó la situación de los trabajadores migrantes, que suman aproximadamente 300 mil y que no disfrutan de los mismos beneficios que el resto de la población local. En este contexto, el pontífice expresó su preocupación por el estado del orden internacional, el cual, según sus palabras, se encuentra amenazado por conflictos y guerras violentas.

Durante su discurso, el Papa se dirigió al presidente Thaman Shanmugaratam y a las autoridades presentes, destacando las disparidades sociales en el país y, por primera vez en su gira por Asia y Oceanía, hizo referencia a la degradación de la paz a nivel mundial. El presidente de Singapur, a su vez, subrayó que el orden global está debilitándose debido a la persistencia de conflictos y agresiones, además de señalar la creciente intolerancia en las sociedades y la aceleración del cambio climático, factores que contribuyen a un entorno menos seguro para todos los seres humanos.

El presidente elogió al Papa como una figura influyente en la lucha contra la guerra, destacando su llamado constante a promover la armonía y el diálogo entre diferentes grupos y religiones. Posteriormente, el Papa se reunió con el presidente y el primer ministro Laurence Wong en el Parlamento, y luego se trasladó a la Universidad, donde se dirigió a las autoridades académicas.

El Papa Francisco reconoció la fortaleza económica de Singapur, describiéndola como un ejemplo del ingenio humano, pero también hizo un llamado a las autoridades para que presten atención a las necesidades de los más vulnerables, en particular los trabajadores migrantes. A lo largo de su discurso, destacó la importancia de un desarrollo equitativo que no excluya a las personas que se encuentran en situaciones de desventaja.

El pontífice expresó su admiración por el crecimiento urbano de Singapur, mencionando los modernos rascacielos que parecen emerger del mar, y reconoció el compromiso del gobierno con el desarrollo sostenible. Sin embargo, advirtió sobre el riesgo de priorizar el pragmatismo y el mérito a expensas de la inclusión social, haciendo hincapié en que la búsqueda de la excelencia no debe llevar a la exclusión de aquellos que no se benefician del progreso.

Francisco hizo un llamado específico para garantizar salarios y condiciones laborales dignas para los trabajadores migrantes, quienes han sido fundamentales en la transformación de Singapur en uno de los centros financieros más destacados a nivel mundial. Además, instó a reconocer la contribución de los migrantes a la sociedad, enfatizando la necesidad de asegurarles un salario justo.