En un evento inusual desde 1962, diputados de izquierda y ultraderecha en Francia se unieron para destituir al gobierno del primer ministro Michel Barnier, generando llamados a la dimisión del presidente Emmanuel Macron. Después de menos de 100 días, el gobierno de Barnier cayó con los votos combinados de la extrema derecha e izquierda. 

A pesar de que esto no afecta directamente a Macron, debilita su mandato significativamente, ya que había nombrado a Barnier en busca de "estabilidad". Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha, sugirió que Macron debería reflexionar sobre su capacidad para continuar como presidente. Durante una visita a Arabia Saudita, Macron calificó como "política ficción" la posibilidad de dimitir antes de 2027.

Le Pen está bien posicionada en las encuestas para la presidencia, pero enfrenta una posible inhabilitación por malversación de fondos. El gobierno había propuesto un presupuesto para reducir el gasto público y aumentar temporalmente los impuestos a grandes empresas, pero enfrenta resistencia en un momento económicamente desafiante. 

"Hoy votamos la censura de su gobierno, pero sobre todo marcamos el fin de un mandato: el del presidente", afirmó el diputado Éric Coquerel al defender la moción de censura de la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP).

El ambiente social está tenso y para el jueves está convocada una huelga de funcionarios públicos, mientras se siguen movilizando los agricultores en rechazo a un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur.