El plan alternativo de Mas consiste en sacar las urnas a las calles amparándose en la legalidad vigente y no en el marco jurídico diseñado para el referéndum planteado inicialmente y vetado por el Tribunal Constitucional español.

La consulta tendría un mero valor consultivo y no generaría un "mandato político" como el referéndum anterior.

A pesar de ello, la nueva iniciativa de Cataluña ya ha sido rechazada por el Ejecutivo central del presidente Mariano Rajoy, que la calificó de "ocurrencia".

La “número dos” del gobierno de derecha, Soraya Sáenz de Santamaría, afirmó que se está analizando la respuesta pero recordó a Mas que ha quedado claro que la legalidad vigente le permite actuar siempre dentro de la Constitución.

“El gobierno de Cataluña mantiene el objetivo de celebrar la consulta del 9 de noviembre. Habrá locales abiertos, urnas y papeletas (boletas)", anunció previamente Mas en una comparecencia institucional desde el Palacio de la Generalitat -sede del gobierno catalán-, en Barcelona, luego de que la noche anterior sus socios en el proceso soberanista adelantaran que había renunciado al referéndum.

Antes de que Mas explicara su nueva estrategia, el propio presidente Rajoy se había pronunciado sobre la eventual suspensión de la consulta, y señaló que si se confirmaba esa decisión era una "excelente noticia".

"A veces las noticias excelentes duran unas horas", apuntó a continuación el presidente catalán, quien dejó claro que su gobierno "no da marcha atrás sino todo lo contrario".

Mas explicó que "la consulta no se celebrará de acuerdo con el decreto que él mismo firmó el pasado 27 de septiembre, "puesto que el Tribunal Constitucional no levantó su suspensión".

Pero "nos acogeremos a marcos jurídicos preexistente que nos dan competencias en materia de participación ciudadana", señaló, sin explicar a qué normas se refería.

De todas formas, Mas remarcó que la consulta del 9 de noviembre “no será definitiva” sino la antesala de unas eventuales elecciones plebiscitarias a las que los partidos soberanistas deberían presentarse con una lista única y un programa conjunto, algo para lo que actualmente no hay consenso.

“La única manera de hacer un referéndum en el Estado español es en forma de elecciones", subrayó Mas al reconocer que la votación no se podía realizar en los términos planteados. 

El jefe del Ejecutivo regional buscaba una estrategia común del llamado “bloque soberanista” frente al veto del gobierno de Rajoy a la consulta del 9 de noviembre y la suspensión dictada por el Constitucional español.

Pero tras varias reuniones, la última de ellas celebrada ayer, no logró que el resto de fuerzas pro-referéndum respaldaran su programa.

Mas reconoció que el consenso que inicialmente tenía el referéndum del 9 de noviembre “se rompió, se quebró”, pero su gobierno tiene el compromiso y se siente con “la fuerza para continuar y hacer la consulta”.

Mas indicó que su gobierno cuenta ya con 20.000 voluntarios dispuestos a colaborar en la celebración de la consulta y se aportará toda la logística necesaria para llevarla a cabo.

A pesar de la pérdida de unidad en el bloque soberanista, Mas remarcó que el “adversario” del proceso soberanista es el Estado español.

El que hasta ahora era su principal socio, el líder independentista Oriol Junqueras, coincidió hoy en este punto pero lamentó que Mas haya planteado un modelo que “no es la solución” al problema catalán porque “no genera un mandato democrático” a favor de la independencia.

Por eso, el máximo dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), instó a Mas a “rectificar y volver a la unidad y el camino de la consulta como estaba pactada”. De lo contrario -dijo-, si bien "colaborará" en la consulta, considera que es necesario celebrar elecciones anticipadas lo antes posible "para alcanzar una mayoría soberanista y declarar la independencia”.

No obstante, Junqueras remarcó que a partir de ahora costará "llegar a acuerdos con quien no los cumple".

Por su parte, Joan Herrera, dirigente de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), otra de las fuerzas pro-referéndum afirmó que su partido no avala la propuesta de Mas porque "no es una consulta" sino el intento del presidente catalán por "salvarse" y un "acto de precampaña" ante unas elecciones plebiscitarias.  

En tanto, Quim Arrafat, del partido independentista alternativo las CUP, dijo sentirse "engañado" tras considerar que la consulta de Mas ahora es "partidista y no popular", aunque apostó por "sacar las urnas a las calles porque es el acto de desobediencia y desafió al Estado español". 

"Que nadie se rinda antes de tiempo. Urnas, urnas y más urnas", afirmó.