Ana Belén Montes es una de las funcionarias estadounidenses de más alto rango que jamás se haya demostrado que espió para Cuba y ha sido liberada de prisión antes de tiempo, después de pasar más de dos décadas tras las rejas.

Montes se declaró culpable en 2002 de conspiración para cometer espionaje después de que fue acusada de usar su posición de liderazgo como funcionaria de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA) para filtrar información, incluida la identidad de algunos espías estadounidenses, a La Habana. Fue sentenciada a 25 años de prisión a la edad de 45 años.