La derecha se convirtió en la gran ganadora de las elecciones departamentales de Francia, tras una segunda vuelta en la que el partido del ex presidente, Nicolas Sarkozy, obtuvo el control de más del doble de los distritos que quedaron en manos del oficialismo socialista, según las primeras estimaciones. Aún cuando no se habían anunciado los primeros resultados oficiales, la tendencia era tan clara que oposición y gobierno salieron de inmediato a festejar y a reconocer la derrota, respectivamente. 

El gran triunfador fue, sin dudas, el ex presidente Sarkozy, quien el año pasado, en medio de una crisis de legitimidad del gobierno que parece no tener fin, anunció su retorno a la política y ganó la Presidencia de su partido, la Unión para un Movimiento Popular (UMP). "Los franceses rechazaron masivamente la política de François Hollande y su gobierno. El rechazo es indiscutible. Nunca una mayoría perdió tantos departamentos. Nunca un poder en funciones provocó tanta desconfianza", sentenció, radiante, el ex mandatario en una conferencia de prensa en la sede de su partido.
 
"La alternancia está en camino, nada la detendrá", agregó el máximo líder de la oposición, casi como una advertencia. Las próximas elecciones presidenciales serán dentro de dos años, durante la primera mitad de 2017. Según los principales institutos de opinión pública del país, la UMP de Sarkozy, junto a sus aliados centristas, se quedaría con entre 64 y 74 departamentos, un gran avance respecto a los 41 consejos departamentales que controlaba hasta ahora.

Por el contrario, el oficialista Partido Socialista (PS) de Hollande pasaría de dirigir 60 departamentos a controlar entre 26 y 30. Por último, el Frente Nacional (FN) el partido xenófobo de ultraderecha de Marine Le Pen podría llegar a ganar hasta dos departamentos, lo que de confirmarse podría significar una gran victoria para esta fuerza. La tendencia fue tan clara desde el momento en que cerraron los centros de votación que el primer ministro, Manuel Valls, no dudo en reconocer el fuerte revés electoral.