La alarma por el ébola empieza a convertirse en psicosis en EE.UU.
Una segunda enfermera que trató a un infectado también se contagió y viajó en un avión de pasajeros; polémica por la supuesta insuficiencia de las medidas de prevención
La alarma está cada vez más cerca de convertirse en psicosis. Otra enfermera del hospital de Texas donde se atendió al enfermo de ébola que murió la semana pasada en Estados Unidos contrajo el letal virus, con lo que se convirtió en el segundo caso de contagio en el país, en donde crece la preocupación por la epidemia.
Un día antes de presentar síntomas del ébola, la mujer, que, al igual que en el primer caso, también había atendido al paciente liberiano que murió en Dallas, había volado en un avión comercial, violando los protocolos de seguridad. Por precaución, las autoridades comenzaron a contactar a los 132 pasajeros del vuelo.
Según informó el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), la trabajadora sanitaria viajó el lunes en un vuelo de Cleveland a Dallas. Según algunos medios, la enfermera ya tenía una leve fiebre durante el vuelo, aunque otros informaban que no presentaba síntomas.
Tras conocerse este segundo caso, el presidente norteamericano, Barack Obama, canceló abruptamente una gira de campaña de cara a las elecciones legislativas que tenía previsto hacer a los estados de Nueva Jersey y Connecticut, para debatir la crisis del ébola.
La Casa Blanca indicó que el presidente se reuniría con representantes de los diferentes departamentos para coordinar las medidas de combate de la enfermedad.
Además de preocupación, el segundo caso de contagio entre trabajadoras de la salud desató la polémica en Estados Unidos por la supuesta insuficiencia de las medidas de seguridad para evitar la propagación del virus.
"No es aceptable que dos trabajadoras sanitarias que daban asistencia a una persona resulten infectadas debido a su exposición", afirmó Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas. "Esto no debería haber pasado. Las autoridades sanitarias deben comenzar a ofrecer mayor entrenamiento" para evitar futuros casos, añadió.
Anteayer, el director del CDC, Tom Frieden, había sugerido que el primer contagio dentro del país podría haberse producido por una negligencia en el procedimiento médico, a lo que el sindicato de auxiliares de enfermería respondió ayer criticando la ausencia de protocolo alguno.
"El personal de enfermería no dispuso consignas específicas, ni cuando el paciente fue admitido en urgencias ni mientras estuvo en tratamiento", explicó RoseAnn DeMoro, presidenta del gremio.
El recorrido del avión.
"Mientras el paciente vomitaba y sufría diarreas, el personal no recibió ninguna indicación sobre qué hacer con los desechos ni cómo limpiar un material que era altamente contagioso", insistió, y recordó que las dos enfermeras infectadas tuvieron un extenso contacto con el paciente fallecido durante los días de mayor contagio.
El sindicato denunció, además, que el hospital de Dallas había fallado en los protocolos para tratar al paciente con ébola, que no ofreció capacitación previa a los trabajadores sanitarios y que les dio implementos insuficientes para el tratamiento, como guantes sin sello en la muñeca y trajes que dejaban expuesto el cuello.
Frieden reconoció, de hecho, que el gobierno no fue lo bastante agresivo en la gestión de la crisis del ébola y la contención del virus. "Pudimos haber mandado un equipo de control de infecciones hospitalarias más fuerte y haber sido más prácticos con el hospital desde el día uno sobre cómo tenían que gestionar exactamente la situación'', dijo.
"Ojalá hubiésemos puesto un equipo así en el terreno el día que el [primer] paciente fue diagnosticado. Podría haber evitado estas infecciones'', agregó.
Ayer, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que la cifra de muertos por la enfermedad subió a 4493, mientras que la cantidad de contagios se ubicó en casi 9000. Un día antes, advirtió que para diciembre podría haber entre 5000 y 10.000 nuevos casos por semana en África occidental, donde se ubican los tres países con la mayor cantidad de víctimas: Guinea, Liberia y Sierra Leona.
Agencias AP, AFP, DPA y Reuters