La policía de Hong Kong advirtió sobre "serias consecuencias" a los manifestantes
La negativa a renunciar del jefe del Ejecutivo y las advertencias policiales sobre la posible toma de edificios públicos, endurecieron la protesta y dispararon la tensión.
La policía "recurrirá a un uso apropiado de la fuerza si la situación empeora. No toleraremos ningún bloqueo ilegal de los edificios oficiales", dijo en rueda de prensa el vocero policial Steve Hui.
En tanto, imágenes de cajas policiales con material antidisturbio que circularon profusamente en las redes sociales en las últimas horas, junto a la versión de que eran trasladadas a las zonas de las protestas, empujaron a los organizadores a pedir a las familias con niños que abandonen el área de las concentraciones.
La "revolución de los paraguas", como se apuró a denominar la prensa occidental al movimiento iniciado el 22 de septiembre y que explotó el viernes con multitudes en las calles del corazón financiero chino, parece acercarse de modo inexorable a un callejón sin salida, a juzgar por la batalla de declaraciones policiales, gubernamentales y de líderes opositores.
Hoy, el Presidente del Consejo Legislativo -el Parlamento de Hong Kong-, Tsang Yok-Sing, enterró todas las esperanzas de los grupos estudiantiles al afirmar que "no existe la más mínima posibilidad" de que la máxima autoridad regional, Leung Chung-ying (también llamado Cy), vaya a dejar su cargo, como reclaman los manifestantes.
Tsang llegó a señalar, en una rueda de prensa, que si incluso quisiera renunciar, "Beijing no le dejará", en respuesta a la advertencia lanzada ayer por Lester Shum, vicesecretario de la Federación de Estudiantes, de que estaban preparados para intensificar su campaña de desobediencia civil si Leung no dejaba su cargo hoy, según informó la agencia de noticias EFE.
El líder estudiantil advirtió que, si lo renuncia no se producía, comenzarían a ocupar sedes gubernamentales.
Desde entonces, ningún vocero de las organizaciones estudiantiles y populares que se erigen como propulsoras de la protesta hicieron anuncios sobre cuáles serán sus próximos movimientos, pero la atmósfera de incertidumbre se respira.
Beijing elevó también el tenor de sus declaraciones contra las protestas, mientras los medios oficiales advirtieron que si las manifestaciones continúan sobrevendrá el "caos" en la ciudad-estado.
El diario oficial del Partido Comunista de China, El Diario del Pueblo, editorializa hoy que "el Gobierno central continuará apoyando de manera firme e inquebrantable las medidas legales y las políticas que adopten de acuerdo con la ley el Gobierno hongkonés y la policía autónoma hacia estas protestas ilegales".
Por el momento, los manifestantes mantienen paralizado el normal funcionamiento de enclaves financieros y comerciales de la ciudad con su ininterrumpida sentada y se desconoce si llevarán a cabo el ultimátum.
El Gobierno de Hong Kong pidió al movimiento Occupy Central, que lidera la protesta, que ponga fin "inmediatamente" a la ocupación de las calles de la ciudad a fin de restablecer el orden y la actividad de los más de 3.000 empleados del gobierno que mañana deberán volver a sus lugares de trabajo.
En un comunicado emitido durante una conferencia de prensa con miembros destacados del Ejecutivo local, se señala que si el asedio a las oficinas gubernamentales continúa, la situación afectará al funcionamiento de ciertos servicios sociales, algo que podría repercutir directamente en los ciudadanos.
Los manifestantes mantienen tomadas cuatro zonas de la ciudad desde el sábado pasado por la noche, cuando el Occupy Central proclamó la puesta en marcha de su anunciada campaña de desobediencia civil que dio a conocer a fines de agosto.
Fue después de que Beijing anunciara que supervisará la lista de los candidatos para las próximas elecciones a jefe de Gobierno local, en 2017.
La zona del centro urbano, Admiralty, donde están emplazadas las sedes del Gobierno y del Parlamento, continúa siendo el centro de la protesta y hoy siguió sumándose gente, si bien el número de manifestantes que pasaron la noche en sus alrededores fue menor al de días anteriores.
Beijing tomó control de Hong Kong en 1997 en virtud de un acuerdo con el Reino Unido que garantizaba a sus siete millones de habitantes una administración semiautónoma, así como derechos civiles y eventualmente libertades democráticas.