En su primera intervención como presidente de Argentina ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Javier Milei ofreció un discurso en el que expuso su perspectiva sobre el papel actual de la organización. Según Milei, la ONU, que fue establecida en 1945 con el objetivo de prevenir conflictos tras la Segunda Guerra Mundial, ha desviado de sus principios fundacionales y actualmente se ha convertido en un ente que busca imponer una agenda ideológica global.

Milei recordó que la ONU fue creada para evitar que se repitieran los horrores de la guerra. Afirmó que, a pesar de haber contribuido a un período prolongado de paz y crecimiento económico, la organización ha evolucionado hacia un modelo que, en su opinión, interfiere en la soberanía de los Estados-nación y afecta la vida cotidiana de los ciudadanos. En este sentido, calificó a la ONU como un “leviatán de múltiples tentáculos” que busca definir cómo deben actuar los Estados y sus habitantes.

Uno de los puntos centrales de su discurso fue la crítica a la Agenda 2030, un plan adoptado por la ONU en 2015 con objetivos de desarrollo sostenible. Según Milei, esta agenda representa un intento de establecer un modelo colectivista a nivel global y atenta contra la soberanía de las naciones. En su opinión, aunque la Agenda 2030 tiene metas bienintencionadas, en la práctica podría resultar contraproducente al proponer soluciones que profundizan problemas como la pobreza y la desigualdad.

Milei también hizo hincapié en la falta de coherencia en las decisiones de la ONU, mencionando la inclusión de regímenes autoritarios en el Consejo de Derechos Humanos. Afirmó que este hecho contradice la misión de la organización de defender los derechos humanos, al permitir que dictaduras como las de Cuba y Venezuela participen sin restricciones. Asimismo, cuestionó la inclusión de países en el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer que aplican castigos a mujeres por su vestimenta.

En el ámbito económico, Milei criticó las políticas promovidas por la ONU, argumentando que estas intervenciones pueden perjudicar a las naciones en desarrollo. Sostuvo que las regulaciones y prohibiciones impuestas por entidades internacionales generan una relación de dependencia en los países menos favorecidos, convirtiéndolos en “deudores perpetuos” de las élites globales. A su juicio, las políticas colectivistas promovidas por la ONU van en detrimento del crecimiento económico y de los derechos de propiedad de los individuos.

En conclusión, Milei sugirió un replanteamiento del rol de la ONU y propuso lo que denominó “la agenda de la libertad”, en contraposición a la Agenda 2030. Hizo un llamado a las naciones a unirse en la defensa de los principios de libertad y derechos inalienables, enfatizando que Argentina adoptará una postura activa en este sentido. El presidente argentino anunció que el país abandonará su antigua neutralidad en el ámbito internacional, posicionándose a la vanguardia de la lucha por la libertad.