Rusia y Ucrania intentan relanzar el plan de paz, pero persistentes diferencias entre ellos
Tras la reunión entre Putín y Porochesnko, el líder ruso llamó a la Unión Europea (UE) a que ayude a Ucrania a pagar su deuda de gas, que calculó en 4.500 millones de dólares.
La esperada reunión de los líderes solo sirvió para corroborar sus mutuas diferencias sobre los puntos centrales en disputa, así como la incapacidad de sus colegas europeos para desactivar un conflicto que amenaza -cuando ya acecha el invierno- con dejar a buena parte del continente sin gas.
Luego de una reunión Putin-Poroshenko que siguió a otras dos reuniones multilaterales durante el día, el presidente ruso llamó a la Unión Europea (UE) a que ayude a Ucrania a pagar su deuda de gas, que calculó en 4.500 millones de dólares.
"Esperamos que nuestros socios europeos, la Comisión Europea, arrimen el hombro con Ucrania y ayuden a solucionar este problema del déficit de dinero", señaló el ruso en rueda de prensa en la ciudad italiana de Milán que fue retransmitida en directo por la televisión rusa.
El mandatario explicó que su país no puede "correr más riesgos" en materia de gas y mencionó como posibles instrumentos de ayuda financiera a Ucrania la concesión de créditos por parte de la UE, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Europeo.
"Comprendemos el estado financiero de nuestros socios ucranianos, que tienen auténticos problemas, que sufren déficit de caja. En ciertA medida, ya hicimos concesiones en las condiciones y el pago del gas ya suministrado, es decir sobre las deudas", dijo.
En relación al espinoso tema del conflicto en el este de Ucrania, Putin aseguró que la ley de autogobierno que les concede tres años de autonomía "no es un documento ideal pero es un paso en la buena dirección".
Los rebeldes interpretan que esa ley reconoce de facto su independencia, por lo que se niegan a celebrar elecciones locales el 7 de diciembre como estipula el documento, al que consideran simplemente un marco para futuras negociaciones con Kiev.
Putin instó a Ucrania y a los separatistas a implementar "lo antes posible" el Memorándum de Paz de Minsk, tras reclamar que "lamentablemente, el acuerdo no se cumple en su totalidad, tanto por parte de los representantes de Kiev como de Novorrosía (zona bajo control separatista)".
Putin reconoció que hay razones para que ambos bandos incumplan el alto el fuego y citó el hecho de que en algunas localidades los milicianos siguen combatiendo para proteger a sus familias.
También reconoció también que "ciudadanos rusos" luchan en territorio ucraniano, aunque agregó que allí "y en ambos bandos también combate gente de otros países europeos".
Poroshenko por su parte afirmó: "hemos compartido la necesidad de que el Memorándum de Minsk se aplique y se respete porque es clave para garantizar la paz en el territorio".
La canciller alemana, Angela Merkel, advirtió que no vio ningún "avance en absoluto" en un diálogo entre Rusia y Ucrania, previo al bilateral, al que asistieron el primer ministro, Matteo Renzi, quien además ejerce la presidencia rotatoria de la UE; la canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro británico, David Cameron, y los presidentes del Consejo y la Comisión europeos, Herman Van Rompuy y José Manuel Durao Barroso.
"No puedo ver aquí ningún avance en absoluto por el momento", declaró Merkel a la prensa, tras conceder que hubo progresos "en algunos detalles", pero no en las cuestiones clave de la crisis que enfrenta a Kiev y Moscú, en especial respecto a las "continuas violaciones" de la integridad territorial de Ucrania.
"Hoy acordamos la necesidad de devolver la paz y la estabilidad a Ucrania", declaró Van Rompuy, quien destacó que se convino en "la necesidad de avanzar en la implementación" de los acuerdos firmados el mes pasado entre Ucrania y los separatistas.
No obstante, también reconoció que "hubo diferencias en varios aspectos", por lo que serán "necesarias más reuniones" para abordar esas cuestiones.
Más taxativo, el primer ministro británico, David Cameron, se limitó a afirmar que Rusia debe retirar las tropas y las armas de Ucrania y reconocer la legitimidad de unas elecciones celebradas en la ex república soviética y, si esto no sucede, la UE mantendrá las sanciones contra el Kremlin.
La reunión en Milán forma parte de un intento diplomática de Putin y la Unión Europea (UE) para discutir el conflicto en Ucrania y tratar de superar uno de los mayores desencuentros entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría.
Estados Unidos y la UE impusieron sanciones económicas a Rusia por haberse anexado la ex ucraniana península de Crimea, en febrero, y por considerar que arma y financia a los separatistas que combaten a Kiev desde abril en las provincias orientales de Donetsk y Lugansk, en un conflicto que ya dejó más de 3.500 muertos.
Putin, que rechaza las acusaciones, condenó vigorosamente las sanciones, y ayer amenazó con reducir el suministro de gas natural a Europa si Ucrania desvía el flujo para consumo interno desde gasoductos de tránsito que pasan por su territorio, como ya hizo Moscú en 2006 y 2008, algo que preocupa en extremo a la UE.