Los servicios ferroviarios y la refinación petrolera de Francia enfrentan el segundo día de severas perturbaciones, en medio de una escalada en el conflicto entre los sindicatos y el gobierno por los planes del presidente Nicolas Sarkozy de elevar la edad jubilatoria.

Un día después de que más de un millón de trabajadores y estudiantes marcharan por todo el país en una jornada de huelga y protestas, las partes en conflicto permanecen firmes en sus posiciones en torno a la discutida reforma previsional que está a punto de ser definitivamente aprobada por el Parlamento.

El ministro de Trabajo de Sarkozy, Eric Woerth, insistió en que la ley será sancionda y afirmó que el gobierno se mantiene "calmo, sereno y determinado" a implementar la reforma pese a la oposición popular.

Por su parte, con la basura que ya se acumula en calles de ciudades del interior y con quejas de la industria petroquímica por millonarias pérdidas debido a un paro en las refinerías, los sindicatos prometieron nuevas protestas.