Tensión entre EE.UU. y Alemania por otro caso de espionaje
Berlín exige explicaciones tras el arresto de un doble agente que trabajaba para la NSA; "Ya basta", dijo el presidente alemán.
El escándalo por el espionaje aún le trae dolores de cabeza al gobierno de Barack Obama.Después de que el viernes pasado se conociera el arresto de un doble agente secreto alemán que habría pasado informaciones a los servicios de seguridad de Washington,Alemania le exigió ayer que aclare "de una vez" sus actividades de espionaje en ese país, que podrían generar nuevas tensiones entre los dos aliados.
La apertura de una nueva investigación, meses después de que se revelara que los servicios de inteligencia estadounidense supuestamente habían intervenido el celular de la canciller Angela Merkel, indignaron a varios dirigentes políticos alemanes.
"La acusación es pesada. Ahora espero una reacción rápida y contundente de Estados Unidos -dijo ayer el ministro del Interior alemán, Thomas de Maiziére, al canal ARD-. Estados Unidos es el principal socio de Alemania. Esto, sin embargo, no significa que se trate de una amistad sin críticas." En primer lugar, según el funcionario, sería necesario ahora aclarar el caso; sólo después se podría hablar del alcance del escándalo y sus consecuencias, añadió.
Las autoridades alemanas trabajan en la verificación de las declaraciones de un agente secreto del Servicio de Inteligencia Federal (BND, por sus siglas en alemán). El hombre, de 31 años, confesó haber vendido unos 218 documentos confidenciales alemanes a Estados Unidos, a cambio de 25.000 euros. Según reconstrucciones de la prensa que se basan en fuentes confidenciales, el espía habría trabajado desde 2012 hasta ahora pasando información, tanto a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) como a la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
El caso podría poner nuevamente a prueba las relaciones entre los dos países. Ambos se esforzaron en los últimos meses en destacar su cercanía después de que las revelaciones del ex empleado de la NSA Edward Snowden destaparan, hace exactamente un año, las intensas actividades norteamericanas de control de las comunicaciones de Alemania. Hasta el celular de Merkel apareció en una lista de objetivos explícitos.
Los pedidos de aclaraciones de Berlín no tuvieron respuestas. El intento de encontrar un acuerdo de no espionaje entre los dos gobiernos fracasó estrepitosamente frente a la negativa estadounidense a renunciar a su posición. El gobierno alemán intentó entonces dejar caer el asunto en el olvido. Pero las nuevas revelaciones llevaron ahora Berlín a reaccionar.
También el ministro de Asuntos Exteriores, Frank Walter Steinmeier, manifestó su preocupación. "Si la información se confirma, no se está hablando de minucias", escribió en su cuenta de Twitter. El embajador norteamericano, John B. Emerson, fue convocado a la sede de ese ministerio para dar explicaciones.
En tanto, el presidente de la República Federal, Joachim Gauck, reaccionó con indignación frente a las nuevas revelaciones. Gauck, que fue un opositor al régimen socialista de la Alemania del Este, es considerado uno de los mayores defensores de las relaciones transatlánticas. "Éste es un juego peligroso con las amistades. [Si se confirmaran las sospechas] entonces sería de verdad demasiado. Ya basta", dijo Gauck.
Alemania fue hasta ahora el único país europeo en tomar medidas concretas para investigar las actividades de espionaje de Washington en su territorio. Actualmente, más allá de la investigación del presunto doble agente, trabajan una comisión de investigación parlamentaria y la Fiscalía Federal, centrada en las escuchas al celular de Merkel. Dos ex empleados de la NSA, William Binney y Thomas Drake, hablaron la semana pasada frente a la comisión acerca de los programas de control masivo de las comunicaciones aprobados después del 11 de Septiembre.
Pero tampoco la comisión sería un lugar seguro: entre los documentos vendidos por el espía se encontrarían también algunos archivos relativos a las actividades de ese órgano del Parlamento.
Merkel fue informada de los hechos el jueves pasado, en vísperas de su viaje a China, adonde llegó ayer. Todavía no se refirió al caso, pero su vocero, Steffen Seibert, dijo que el gobierno alemán esperará los resultados de la investigación. "No cabe duda de que se trata de una cuestión grave", sostuvo.
Por su parte, la ex secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, presente en Berlín para promover su último libro, estimó que se trataba de un "asunto serio", pero agregó que sólo estaba informada al respecto a través de la prensa.
En tanto, según una encuesta encargada por la revista Der Spiegel, el 57% de los alemanes pide más independencia de Estados Unidos. Y el 69% admitió que su confianza en Washington se hundió en el último año desde que empezó el escándalo de espionaje.