El presidente de Túnez, Zine Eal Abidine Ben Ali, disolvió su gobierno y ordenó anticipar las elecciones.

El jefe de Estado norafricano está jaqueado por una sangrienta ola de protestas sin precedentes en 23 años.

El anuncio de Ben Ali llegó luego de que la policía disparara gases lacrimógenos contra miles de personas que marcharon por la capital de Túnez para reclamar la renuncia del presidente, un día después de que el mandatario del país norafricano anunciara concesiones para tratar de detener una ola de protestas.

Las elecciones legislativas anticipadas se realizarán dentro de seis meses, dijo el primer ministro, Mohammad Ghannouchi.

Ghannouchi agregó que fue encargado para formar un nuevo gobierno provisional hasta las elecciones.

Horas antes, miles de manifestantes marcharon por Túnez entonando cánticos contra el presidente Ben Ali, como "Ben Ali, fuera", o "Ben Ali, asesino", y portaban un cartel que decía: "No olvidaremos", en referencia a las personas muertas durante la represión de las protestas, que comenzaron hace tres semanas.

La marcha transcurrió de manera pacífica hasta que algunos de los manifestantes se subieron al techo del Ministerio del Interior, pese a que la policía antimotines había bloqueado la cuadra de la avenida donde se ubica el edificio, donde la oposición denuncia desde hace años que se cometen torturas.

La policía comenzó entonces a disparar gases contra la multitud, que comenzó a desbandarse. Agentes de civil fueron vistos golpeando con machetes a manifestantes desarmados.

La marcha fue organizada por el sindicato único de comercio de Túnez, que además realizó una huelga de dos horas en la región de la capital. No hubo informaciones de heridos o detenidos por la represión de la marcha en la ciudad de Túnez.

Las protestas comenzaron hace tres semanas cuando un joven con estudios universitarios pero desempleado se suicidó quemándose a lo bonzo cuando la policía le confiscó las frutas y verduras que vendía en la calle y lo golpeó.

El gobierno dice que 23 personas murieron en la represión de las manifestaciones, que de un reclamo por el desempleo escalaron a la exigencia de mayores libertades civiles y políticas.

Líderes opositores y organizaciones de derechos humanos, quienes acusan al gobierno de represivo y corrupto, aseguran que la cifra de muertos es significativamente mayor a la oficial, con algunas estimaciones de que hubo más de 60 víctimas mortales.

La revuelta social se inició en ciudades del interior, pero esta semana llegó a la capital y a muchos de los centros vacacionales de Túnez, un país de playas, desiertos, ruinas antiguas y bazares.