Un estudio genético innovador que une arqueogenética y arquelingüística ha esclarecido el origen de las lenguas celtas, proponiendo que su expansión se produjo desde Europa Central durante la Edad del Bronce y del Hierro, vinculada a las culturas de los Campos de Urnas, Hallstatt y La Tène. Las teorías predominantes relacionaban las lenguas celtas con la célebre ‘cultura del vaso campaniforme’.

La investigación, basada en el análisis de ADN de más de 750 individuos antiguos, revela que la cultura de los Campos de Urnas, originaria de la cuenca de los Cárpatos, tuvo una influencia genética significativa en Europa Occidental, extendiéndose hasta Gran Bretaña e Iberia. 

Este hallazgo contradice la teoría de una difusión celta temprana con la cultura del vaso campaniforme. El estudio también destaca migraciones y contactos con poblaciones de los Balcanes y Anatolia, evidenciando una compleja interacción genética. 

Se concluye que la expansión de las lenguas celtas está estrechamente relacionada con la dispersión de la cultura de los Campos de Urnas. La investigación subraya la relevancia de la genética de poblaciones antiguas para profundizar en la historia lingüística europea.