Carismático, excéntrico, célebre por su fortuna y sus actos filantrópicos así como por su empeño en autopromocionarse, el magnate chino Chen Guangbiao, conocido como el "rey del reciclaje", quiso hacer beneficencia, pero terminó empantanado en un escándalo, a su mejor estilo. Fue cuando decidió invitar a comer a un banquete de exquisito atún y filete mignon a cientos de vagabundos, con el postre adicional de 300 dólares cash para cada uno de los que acudiese a almorzar.

Para anunciar el almuerzo Chan colocó anuncios en el Times y en otro diario neoyorquino, The Wall Street Journal.

La cita era un restaurante del Central Park de Nueva York. El menú, de reyes: atún con ajonjolí, filete y moras con crema en el restó The Loeb Boathouse para más de 200 residentes del New York City Rescue Mission, el albergue para desamparados más antiguo del país.Incluso les cantó "We Are the World'' e hizo algunos actos de magia.

Hasta ahí todo bien, y todos contentos. Los invitados fueron atendidos por decenas de meseros voluntarios con uniformes similares a los de los soldados del Ejército Popular de Liberación chino, con las palabras "servir al pueblo''.

"Quiero pasarla bien y comer bien'', dijo Antone Hills, que vive en el albergue. "Creo que es un buen tipo y está ayudando a nuestro país''.

Pero lo cierto es que la asistencia perfecta al evento no se debía tanto al hecho de pasarla y comer bien, sino llevarse el premio gordo al final del festín, ¡los 300 billetes!

En el restaurante había canastas llenas de fajos de billetes y Chan sacudió el dinero frente de algunos de los invitados, prometiendo el preciado tesoro. Pero cuando se dieron cuenta de que no les darían el dinero se armó el escándalo: "¡No queremos tu fliete, queremos (el dinero) ahora!''. Otros que no pudieron entrar a la cena porque no estaban inscriptos abuchearon a Chan y le gritaron "mentiroso'' y "estafador''.

Las autoridades del albergue le pidieron a Chan que no diera dinero en efectivo porque muchos son atendidos por adicciones y el dinero podría usarse mejor en los programas del centro de asistencia.

Chan dijo que quiere acabar con la imagen de los chinos ricos que gastan en lujos, pero la movida le salió mal. Arranco entre aplausos y terminó entre chiflidos. Solo se puedo retirar con la vaga promesa de que les daría el dinero, tal vez, en otra oportunidad.

La fortuna de Chan está calculada en 750 millones de dólares. Unos meses atrás, trató de comprar The New York Times, pero su presidente Arthur Sulzberger Jr., dijo que el diario no estaba a la venta.

Famoso por sus excentricidades, para protestar por la contaminación del aire en Beijing, se paró en una esquina a repartir latas que decían "Aire fresco''. Su tarjeta de presentación en inglés dice: "El filántropo más carismático de China".