Las potencias mundiales, tradicionalmente aliadas de Israel, junto con el Consejo de Seguridad de la ONU condenaron los intensos bombardeos israelíes en Gaza e iniciaron una intensa ofensiva para lograr un urgente cese al fuego. En apenas cinco días de bombardeos israelíes sobre esa región de población palestina, el saldo alcanza a 135 muertos y más de 900 heridos, en ambos casos con mayoría de civiles no beligerantes.

El canciller británico, William Hague, anunció el sábado que se reunirá hoy en Viena con sus colegas de EE.UU., Francia y Alemania para coordinar la demanda de un alto el fuego en la Franja. El encuentro se hará al margen de la conferencia que sostienen esos países con Irán por la controversia del plan nuclear persa.

“Necesitamos una acción internacional urgente y coordinada”, dijo Hague. Agregó que ha “insistido en la necesidad de frenar de inmediato la escalada de violencia y restablecer el alto el fuego instaurado en noviembre de 2012”, en unas conversaciones telefónicas con su homólogo israelí, Avigdor Lieberman, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.

“También he expresado nuestra profunda preocupación sobre el número de víctimas civiles y el imperativo, para ambas partes, de evitar nuevas pérdidas de vida inocentes”, añadió el ministro, quien durante la mañana ya había expresado su “preocupación extrema” en su cuenta de Twitter.

El Consejo de Seguridad de las ONU se sumó ayer con una declaración de tono duro en la que “expresa su seria preocupación por la crisis de Gaza y la protección y el bienestar de los civiles de ambos bandos”.

El Consejo que hasta ahora no se había pronunciado oficialmente sobre los últimos acontecimientos en Medio Oriente, urgió a las dos partes a reducir la tensión y recuperar la calma.

Los bombardeos los inició Israel contra blancos del partido ultraislámico Hamas, que gobierna en la Franja, tras la andanada de cohetes que lanzó esa agrupación contra territorio israelí, alcanzando ciudades como Tel Aviv o Jerusalén. La ofensiva se produjo tras una fuerte controversia por el asesinato de tres adolescentes judíos cuyo crimen Israel atribuyó a Hamas.

La Liga Árabe también anunció una conferencia urgente este lunes para analizar la crisis. Una novedad importante es que el nuevo gobierno prooccidental de Egipto, y en general de posiciones moderadas hacia Israel, anunció su apoyo a los palestinos. El Cairo también decidió reabrir el estratégico paso fronterizo de Rafah por donde los palestinos reciben provisiones cuando esta bloqueada la región.

Hay temores de que la ofensiva crezca con una invasión terrestre que es la amenaza que ha planteado Israel. Ayer el ministro de Defensa de ese país Moshe Yaalon advirtió, un día después que lo hiciera el primer ministro Benjamin Netanyahu, que no detendrá los ataques. Por el contrario, dijo que se esperan días de intensos combates. En los planes israelíes, figura la posibilidad de la incursión terrestre para lo cual ha alistado a más de 30.000 reservistas.

Los intensos bombardeos han tenido un efecto en la unidad que hace apenas tres meses pactó el partido Hamas con su contraparte laica y prooccidental de Cisjordania, el Al Fatah del presidente Mahmoud Abbas. Esa reunificación había alarmado a Israel y según los analistas este ataque intenta volver a dividir a los dos grupos.

Esa estrategia estaría dando resultados. El vocero de Hamas, Sami Abu Zuhri, criticó ayer duramente a Abbas por haber pedido públicamente que el grupo deje de disparar cohetes contra Israel porque la relación de fuerzas no favorece a los combatientes de la Franja. Ese mensaje “ha sido una ofensa para la sangre de nuestro mártires”, dijo el portavoz. La unidad entre los bandos palestinos es cuestionada también por los halcones de la Franja que en un gobierno compartido perderían sus actuales privilegios, y por eso también ellos la sabotean.