El Gobierno de la ciudad desalojó puestos de vendedores en Liniers, en plena madrugada, a los palazos y rompiendo los instrumentos de trabajo de los comerciantes.

Por Continental, el ministro de Ambiente y Espacio Público informó que, tras el operativo, “se recuperaron ciento cincuenta metros de vereda y se cumplió con un decreto del Ejecutivo que establece el desalojo”.

Así, tácitamente, reconoció que no había una orden legal para ejecutar el desalojo.

En La Vuelta, Diego Santilli arguyó que el operativo “se hizo de noche (una práctica que recuerda a los peores regímenes autoritarios) por la gran concentración de gente que hay en esa zona durante el día”.

Según el Gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires, “los puesteros desalojados de Liniers no pagaban ningún alquiler o canon como para montar sus estructuras sobre las veredas. Es imposible que alguien los haya habilitado para armar construcciones sobre la vereda. Se usaba el alumbrado público para abastecerse de la luz y se obligaba a la gente a abordar los colectivos sobre la calle”, enumeró.

Sobre cómo se alimentarán las familias de las personas que durante años vivieron por esa modalidad comercial en negro (el 34,5% de la economía nacional, según el INDEC), el ministro no emitió opinión.

Santilli adelantó que el próximo objetivo es “la situación de los manteros de la peatonal Florida. En las últimas semanas se recuperaron quinientos metros, desde la avenida Córdoba hacia la Avenida de Mayo”.

Además remarcó que los operativos “se hacen en cumplimiento de una ordenanza que prohíbe la colocación de puestos ambulantes en esa zona”.

Por su parte, en Antes Que Mañana, el jefe de la Policía Metropolitana consideró que su fuerza “actuó bien” durante el desalojo.

Eugenio Burzaco señaló que sus hombres “debieron actuar porque los damnificados por el operativo empezaron a arrojar piedras que provocaron cuatro heridos” cuando fueron sorprendidos en medio de la noche por los efectivos armados con palos.