Una testigo contó como maltrataron a su hija en La Rioja
Amelia Juárez, madre de la testigo que declaró ayer, brindó detalles sobre la forma en que Lidia Medina, imputada en el caso, lograba retener a las chicas para que ejercieran la prostitución en sus locales.
Una testigo contó con detalles como su hija fue maltratada en La Rioja y sostuvo que Lidia Medina, una de las imputadas en el juicio por la desaparición de Marita Verón, le dijo que había pagado mucha plata por ella.
Amelia Juárez, madre de María Alejandra Huerta, la testigo que declaró ayer, brindó detalles sobre la forma en que Medina y sus hijos lograban retener a las chicas para que ejercieran la prostitución en sus locales.
La mujer recordó que su hija viajó a La Rioja siendo menor de edad; que allí fue detenida en una ocasión y que cuando fue a rescatarla unos años después porque se enteró que la golpeaban y fue perseguida por un auto cuyos ocupantes le dispararon mientras huía.
"Fueron momentos difíciles y para mí La Rioja se borró de mi mente porque no quiero recordar lo vivido", sostuvo Medina al declarar esta mañana ante el tribunal como testigo del juicio por la desaparición de Marita Verón.
Si bien Juárez nunca vinculó a su hija con Marita Verón, confirmó que Daniela Melheim la introdujo en el mundo de la prostitución y que tanto Medina como sus hijos la tuvieron secuestrada y la obligaban a trabajar en sus locales.
"A mí me daba vergüenza contar lo que hacía mi hija", admitió Juárez, y explicó que a Alejandra Huerta "nunca le gustó trabajar y siempre prefirió ganarse la plata fácil", por lo que decidió ser prostituta.
"Una vez la detuvieron en La Rioja y me vinieron a buscar tres personas para que fuera a esa provincia a sacarla", relató la mujer.
"Allá hablé con un juez de menores, quien me dijo `te la entrego, pero llevala a Tucumán` sin darme mayores explicaciones", indicó.
Sin embargo, cuando la joven fue liberada, contó que "Medina se acercó y me aclaró que mi hija no podía volver a Tucumán porque había pagado mucho dinero por ella y tenía que seguir trabajando".
Tiempo después, una joven la buscó en su casa y le dijo que fuera a rescatarla a Alejandra a La Rioja porque la maltrataban y la golpeaban.
"Le pedí a mi cuñado que me acompañara y allá mentí que mi madre estaba muy enferma y necesitaba que Alejandra viajara para verla", indicó.
Una vez en La Rioja, "El Chenga" Gómez le dijo que "la dejara y que si mi mamá moría él la iba a llevar a Tucumán", sostuvo en su relato.
"Ella me está ayudando mucho en el El Desafío, un negocio que abrimos hace poco y algún día será de ella, me dijo Gómez, pero yo insistí en que me permitiera llevarla a Tucumán", agregó.
"Fue entonces cuando le dije a Medina, deja que la lleve porque es menor de edad y no quiero problemas con la Policía, tras lo cual nos marchamos", prosiguió con su relato.
Sin embargo, antes de salir de La Rioja pararon en una estación de servicio para cargar combustible y allí su cuñado se dio cuenta de que los estaban siguiendo.
"Nos gritó que nos agacháramos y salió raudamente, lo que motivó una persecución de otro auto donde comenzaron a dispararnos, pero por suerte pudimos escapar", indicó.
Cuando le contó a su hija que su abuela estaba bien y que había mentido para sacarla del lugar "ella comenzó a gritar que estaba libre y me mostró los moretones que tenía en el cuerpo".
A partir de ese momento, Juárez se sintió perseguida todo el tiempo por hombres que la paraban y la amenazaban.
"Fue entonces cuando Milheim me dijo que Alejandra podría quedarse en su casa porque ahí nadie la iba a molestar ya que con ella vivía el hijo de Rubén (Ale)", explicó.
Huerta vivió en esas condiciones hasta que cumplió los 21 años y decidió viajar a Río Gallego, donde siguió ejerciendo la prostitución y está radicada actualmente.
La jornada del juicio comenzó con las diferentes posturas de los abogados respecto del incidente ocurrido anoche, cuando Milheim denunció que Huerta se subió al auto de la Fundación María de los Angeles, creada por Susana Trimarco, al abandonar tribunales.
La imputada denunció que Huerta cuenta con asesoramiento jurídico por parte de la fundación, lo que fue rechazado por los abogados de Trimarco.
Carlos Garmendia explicó que el auto al que subió Huerta pertenece a Gendarmería y que son ellos los que se encargan de custodiar a la testigo por resolución del tribunal.
Los jueces escucharon los planteos de los abogados y luego decidieron pasar a un cuarto intermedio para analizar los planteos.