Ana Arroyos llegó de Jamaica y permanece en coma inducido mientras evalúan su estado
La mujer de 49 años, que sufre "una infección generalizada en el bajo abdomen", permanece en Terapia Intensiva del Hospital Finocchietto, informó su marido, Guillermo Baqué.
Ana María Arroyos, la argentina de 49 años que sufrió una descompensación mientras participaba de un crucero en Jamaica y que estuvo hospitalizada durante 15 días, llegó esta madrugada al país y permanece hospitalizada en terapia intensiva del Hospital Finochietto en coma inducido, mientras una junta médica evalúa su estado. Guillermo Baqué, esposo de Ana María, afirmó esta mañana a la prensa que tras arribar en un avión sanitario, Arroyos fue trasladada al Hospital Finochietto, donde "los médicos se encuentran evaluando los pasos a seguir".
"Llegamos hace dos horas y ahora una junta médica evalúa para ver que se le diagnostica. Mientra tanto permanece en coma inducido en la terapia intensiva". El esposo recordó que durante la internación en Jamaica ya había sido operada, "los médicos dijeron que tenían una infección generalizada en el bajo abdomen, que luego le llegó a los pulmones". Afirmó que en todo momento "la intención del capitán fue bajarla" y remarcó que ya pidió "constancia del motivo" por el que la bajaron del barco. Además subrayó "fueron bajadas por la fuerza".
Por su parte, Celeste, hija de Ana María, también presente en el hospital, recordó a la prensa que "fueron unos días muy duros porque yo estaba sola y trataba de no asustar a mi familia en Buenos Aires. Cuando la hospitalizaron en Jamaica, mi mamá nunca se enteró que la iban a entubar, ni que la iban a traer en un avión sanitario" de regreso al país.
El 12 de abril, cuando disfrutaba de unas vacaciones a bordo de un crucero de Norwegian Cruise en compañía de una de sus hijas, Ana María Arroyos sintió fuertes dolores de abdomen y el médico de a bordo le diagnosticó una gastroenteritis aguda, medicándola para esto. Dada la persistencia de los dolores y la ineficacia del tratamiento, el capitán del crucero decidió que Ana María y su hija desciendan del barco para recibir una mayor atención médica en tierra, a pesar de que el lugar donde las dejaba no contaba con un centro asistencial acorde con sus necesidades. Ante los reclamos de la joven, la única respuesta de las autoridades del barco fue hacerla descender esposada, según denunció.