Apareció María Teresa, sin decir “ni una sola palabra de amor”
Es la mujer cuya grabación en un contestador automático fue usada para un corto que es furor. Pese a todo, continúa en pareja con Enrique: Seguimos juntos y ausentes
Ella es María Teresa, la verdadera. La que sin querer le dio voz a un corto de El Niño Rodriguez premiado y viralizado en Internet. Aún antes de que su cara fuera conocida, ya era famosa. Y hasta ayer, los 300.000 que vieron este film -que toma una grabación real olvidada en un contestador automático- se preguntarían qué habría pasado con ella y Enrique. Si ella, cansada de sus desplantes, lo habría dejado. Si él, harto de los reclamos, habría huido. Pero la historia real es menos dramática y más común. A sus 75 años, siguen en pareja, en un matrimonio que ya llegó a las tres décadas.
“Hace 30 años que estamos juntos. Como digo yo, seguimos juntos y ausentes, con las relaciones que cada uno puede establecer en la vida y de la forma en la que cada uno la puede sobrellevar”, reconoció María Teresa, con un tono entre conforme y resignado.
El corto, titulado Ni una sola palabra de amor, tomó la grabación de un contestador automático comprado en un mercado de pulgas, para construir una historia en la que María Teresa, interpretada por la joven actriz Andrea Carballo, es una mujer solitaria obsesionada con Enrique, un hombre que no le presta atención y a quien le deja un sinfín de mensajes telefónicos cada vez más dramáticos, que, como preanuncia el nombre del corto, casi nunca son respondidos. El film fue elogiado por el director Juan José Campanella y premiado en festivales de España, Italia, Bélgica, Alemania, México, Brasil y Colombia.
Es la protagonista involuntaria de un cortometraje que es furor en la web. Su voz en off ilustra la interpretación de una actriz que intenta contactar incansablemente a su marido…’Sin una sola palabra de amor’.
“Estamos extenuado con tantas entrevistas, no entendemos por qué hay tanto alboroto alrededor de esto”, dijo la mujer, con excelente predisposición para contar su historia.
“La insistencia tenía que ver con diferentes razones: problemas familiares y financieros”, señaló.
“Ya tengo 70 años, con un buen tiempo de análisis comprendí que ninguno de los dos íbamos a cambiar cosas esenciales de ambos”, aseguró.
“Sigo siendo avasallante y libre; él sigue siendo introvertido, sin decirme una sola palabra de amor”, sostuvo.