En el marco de las fiestas de final de año, el restaurant de Donato De Santis ofrece mesas comunitarias para que la gente pueda disfrutar de un buen momento, buena comida y acompañada.
 
“En Italia, la mesa comunitaria viene desde el 1.600; con la aristocracia eso se fue perdiendo. Hoy vuelve la propuesta, con el fin de compartir el mismo espacio, para cortar un momento en el que todos estamos distantes”, enfatizó el chef.
 
“Entran de 12 a 16 personas, con todas las combinaciones posibles”, remarcó. “Como nosotros no tomamos reservas, proponemos mesas comunitarias…algunos fruncen el ceño…pero después se arma una amistad instantánea. También vi casos en los que comparten hasta la comida o el vino que han elegido. Es muy lindo cuando se manifiesta”.
 
“El gran ADN post migratorio hizo que cada uno armara su castillo y lo defienda, lo siga defendiendo”, argumentó el cocinero, al ser consultado sobre por qué considera que el argentino es algo reacio a compartir una mesa con un desconocido.
 
“Es buscar que la gente se relaje e incentivar la cuestión familiar, ese es el sentido”, sintetizó De Santis.