El mestizaje entre sapiens y neandertals fue mucho más intenso de lo que se pensaba
Esta interacción se extendió a lo largo de la historia humana, con contactos que se remontan a hace unos 250.000 años, cuando los humanos modernos desarrollaron sus características físicas actuales, muestra una investigación pluridisciplinaria de científicos estadounidenses y chinos.
Nuevas investigaciones esclarecen un historial de intercambio genético mucho más intenso de lo previsto entre sapiens y neandertals. El descubrimiento fue realizado por un equipo internacional de genetistas y expertos en inteligencia artificial, liderado por Joshua Akey, profesor del Instituto Lewis-Sigler de Genómica Integrativa de Princeton.
Según Liming Li, profesor del Departamento de Genética Médica y Biología del Desarrollo de la Universidad del Sudeste en Nanjing, China, este hallazgo representa la primera vez que los genetistas identifican múltiples oleadas de mezcla entre humanos modernos y neandertales. Esta interacción se extendió a lo largo de la historia humana, con contactos que se remontan a hace unos 250.000 años, cuando los humanos modernos desarrollaron sus características físicas actuales.
Los neandertales, anteriormente considerados lentos y poco inteligentes, son ahora vistos como hábiles cazadores y fabricantes de herramientas, adaptados para sobrevivir en el frío clima europeo. Todos estos grupos de homínidos son humanos, y para simplificar su denominación, se utilizan las abreviaturas neandertales, denisovanos y humanos modernos.
Utilizando genomas de 2.000 humanos vivos, tres neandertales y un denisovano, el equipo de Akey mapeó el flujo genético entre los grupos de homínidos durante los últimos 250.000 años. A través de la herramienta genética IBDmix, pudieron identificar distintas oleadas de contacto entre los grupos a lo largo del tiempo.
Estudios anteriores sugerían que los humanos modernos evolucionaron en África hace 250.000 años y luego se dispersaron fuera del continente hace unos 50.000 años. Sin embargo, los nuevos hallazgos del equipo de Akey muestran que la interacción entre diferentes grupos de homínidos ha sido más frecuente de lo que se creía, con migraciones y encuentros sucediendo de forma continua.
Estos descubrimientos aportan una nueva perspectiva sobre la evolución humana y demuestran la importancia de considerar el intercambio genético entre diferentes poblaciones de homínidos. La investigación arqueológica y paleoantropológica respalda la idea de intercambio cultural y de herramientas entre estos grupos a lo largo de la historia.