En el marco de los proyectos para bajar a 16 años la edad mínima de un ciudadano para ejercer ciertos derechos civiles y asumir otras responsabilidades, la situación en las cárceles para menores sigue siendo un tema de preocupación.

Las estadísticas indican que 40 chicos menores de edad se fugaron del Instituto Cerrado de Batán, en las afueras de Mar del Plata, en los últimos años.

El fiscal del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de esa localidad bonaerense, Marcelo Yánez Urrutia, explicó que quienes están allí alojados cometieron hechos “graves o gravísimos, como homicidios, abusos sexuales o robos con armas de fuego”.

Los trabajadores de esta prisión “no son personas preparadas para custodiar a estos jóvenes; no poseen actitudes de defensa y frente a este tipo de situaciones no se ha sabido actuar”, enfatizó Yánez Urrutia.

“Como fiscal plantee una cuestión de faltante de seguridad en lo que respecta al personal y a los muros perimetrales del lugar”, subrayó el trabajador judicial.

Actividades internas. “Lamentablemente, de los jóvenes que ingresan la mayoría tiene problemas de adicciones y no son tratados debidamente. No se cuenta con una planta permanente de psicólogos y psiquiatras”, dijo Yánez Urrutia.

“De los jóvenes que pasaron por mis causas y que estuvieron privados de la libertad, la mayoría fueron reincidentes ya siendo mayores de edad. En esos casos, el paso por el fuero Penal juvenil no funcionó o fracasó”, lamentó.