Ha surgido una nueva perspectiva en torno a la extinción de los dinosaurios, que tuvo lugar hace aproximadamente 66 millones de años. Investigadores sugieren que el impacto del asteroide Chicxulub no fue el único responsable de este evento catastrófico, sino que podría haber existido un segundo asteroide que también contribuyó a la desaparición de estas especies.

Según un artículo publicado por BBC News, el Dr. Uisdean Nicholson, de la Universidad Heriot-Watt en Escocia, fue el primero en identificar en 2022 el cráter Nadir, ubicado en el fondo del océano Atlántico. Sin embargo, la formación de este cráter y su relación con el evento de extinción no habían sido esclarecidas hasta ahora.

En un estudio reciente, el Dr. Nicholson y su equipo proponen que el cráter Nadir podría ser el resultado de un impacto significativo en la Tierra, el cual habría generado un tsunami devastador en el océano Atlántico, constituyendo otro evento de extinción en el mismo periodo. Este cráter se sitúa a más de 300 metros por debajo del lecho marino y a aproximadamente 400 kilómetros de la costa de Guinea, en África occidental, con un hundimiento de 9 kilómetros.

Los investigadores habían anticipado previamente que este asteroide, hasta entonces desconocido, podría haber jugado un papel en la desaparición de los dinosaurios. Sin embargo, ahora afirman contar con evidencias más concretas, dado que el impacto de este asteroide se produjo justo al final del periodo Cretácico. Aún persiste la incertidumbre sobre si el impacto ocurrió antes o después del evento de Chicxulub, una cuestión que aún no se ha podido determinar con certeza. Lo que sí se ha confirmado es que la roca responsable del cráter Nadir era de menor tamaño en comparación con Chicxulub.

A pesar de su menor tamaño, el asteroide Nadir tuvo un impacto considerable. Para ilustrar su magnitud, el Dr. Nicholson ofrece una analogía: “Imaginemos que el asteroide choca contra Glasgow y que estamos en Edimburgo, a unos 50 km de distancia. La bola de fuego sería aproximadamente 24 veces el tamaño del Sol en el cielo, suficiente para incendiar árboles y plantas en Edimburgo”.

El impacto de este objeto no solo generó una fuerte ráfaga de aire, sino que también provocó un terremoto de magnitud 7. Al colisionar con el agua, enormes cantidades fueron expulsadas, regresando a su lugar y dejando detrás evidencias en el fondo marino. Se estima que el asteroide tenía entre 450 y 500 metros de ancho y que impactó la Tierra a una velocidad de 72.000 km/h, generando un tsunami con olas que podrían haber alcanzado los 800 metros de altura.

Para profundizar en el estudio del cráter Nadir, el Dr. Nicholson y su equipo llevaron a cabo un análisis de datos en 3D de alta resolución, proporcionados por la empresa de estudios geofísicos TGS. La investigación de estas áreas es crucial, ya que, aunque es poco probable que un impacto de asteroides gigantes ocurra en la Tierra, sigue siendo una posibilidad que no se debe descartar.

El Dr. Nicholson resaltó la importancia de su hallazgo, indicando que hasta la fecha se han identificado solo 20 cráteres marinos en todo el planeta, y ninguno ha sido estudiado con la profundidad que se ha alcanzado en el caso de Nadir. “Esta es la primera vez que hemos podido ver el interior de un cráter de impacto de esta naturaleza; es realmente emocionante”, concluyó el investigador.