La arcilla fue fundamental para estabilizar las temperaturas y permitir que surgiera la vida
Un trabajo publicado en Science proporciona evidencia de la relación entre la evolución de las plantas, las criaturas marinas que forman esqueletos y conchas de sílice, la formación de arcilla y el clima global, sugiriendo un posible papel clave de la formación de arcilla en la regulación del clima en la Tierra primitiva.
Un reciente estudio publicado en la revista Science ha arrojado luz sobre el debate en torno a la evolución climática de la Tierra, con implicaciones que podrían transformar nuestra comprensión acerca de este tema. Los resultados de la investigación desafían la noción prevaleciente de que la superficie terrestre ha experimentado temperaturas extraordinariamente altas en los últimos 2.000 millones de años, sugiriendo en cambio que el clima ha sido relativamente estable y templado en ese período.
El estudio, liderado por el Dr. Terry Isson de la Universidad de Waikato, destaca la importancia de comprender las temperaturas pasadas y la evolución de la vida en la Tierra, no solo como un ejercicio académico, sino también como un medio para comprender el clima actual y proyectar escenarios futuros a largo plazo.
Los investigadores emplearon métodos innovadores y recopilaron datos de cinco registros geoquímicos derivados de distintos tipos de rocas, abarcando más de 30.000 puntos de datos a lo largo de la historia de la Tierra. Este enfoque permitió trazar un "mapa" consistente de la temperatura a lo largo de un extenso periodo geológico, aportando una visión unificada de la evolución del clima terrestre.
Los hallazgos del estudio desafían la creencia de que los océanos primitivos eran extremadamente cálidos, sugiriendo en cambio que las temperaturas podrían haber sido mucho más moderadas de lo que se pensaba anteriormente. Asimismo, el trabajo proporciona evidencia de la relación entre la evolución de las plantas, las criaturas marinas que forman esqueletos y conchas de sílice, la formación de arcilla y el clima global, sugiriendo un posible papel clave de la formación de arcilla en la regulación del clima en la Tierra primitiva.
En resumen, este estudio representa un paso significativo en nuestra comprensión de la evolución climática de la Tierra y sus implicaciones para el desarrollo y la proliferación de la vida en nuestro planeta. Los resultados podrían tener un impacto duradero en la forma en que concebimos el funcionamiento del sistema climático terrestre.