Por Marcela Ojeda



Martes. Cerca de las 11. Tribunales Federales de Comodoro Py. Retiro.

El cielo estaba inmensamente gris, las nubes con sus enormes columnas inviolables opacaban los pocos rayos del sol que se podían sentir, la humedad pesaba, como los últimos días...

Comienza Una nueva ronda de testimonios de sobrevivientes por la tragedia ferroviaria de Once, hoy se escucharon las palabras de 8 pasajeros. 

Aunque el horario es las 10 de la mañana siempre se retrasa unos minutos, eternos minutos.

Me cruzo con una de las abogadas que representa a las querellas, intercambiamos unas palabras, es una mujer de unos 50 años, de pequeña estatura, a su lado alquien de su equipo, una jovencita. Nos saludamos, charlamos sobre el juicio y las ultimas noticias, las que son publicas y las otras. 

El hall de la Planta baja del imponente edificio es un ir y venir de abogados, secretarios, jueces, policias, gente común que por algún motivo estuvieron esta mañana en un edificio de tribunales federales. Hombres con impecables trajes, jovencitos con enormes carpetas en sus manos, pilas de papeles, caminan rapido. Suben al ascensor,otros usan las escaleras. 

Me acerco a otro abogado que conocí por la tragedia de Cromañon, lo saludo, tambien hablamos unos minutos.

A pocos metros veo a Juan Pablo Schiavi, uno de los 29 acusados y ex secretario de Transporte de la Nación, acompañado por sus abogados y su esposa. 

Mujer de cabello corto, entrecano, delgada, psiquiatra de profesión, supe. 

Ella va cada una de las audiencias, se sienta en las sillas de color azul de la planta superior en las que tambien estamos los periodistas y como nosotros, siempre toma nota y mira su celular. 

Fue ella quien hace unas semanas se puso de pie delante del vidrio blindado con un cartel con el que tambien pide JUSTICIA. Ese dia un policia le llamo la atención. No volio a hacerlo.

Schavi ingresó a la sala por una las escaleras laterales que finalizan en el primer subsuelo. Esta mas delgado, es cierto. 
Llega Maria Lujan, la mamá de Lucas Menghini Rey, tiene un cuaderno entre sus manos. En la contratapa la inscripcion JUSTICIA. Nos saludamos, como siempre, calida y amorosa. Fuimos a fumar un cigarrillo a la puerta, charlamos, como siempre ...
A veces la miro desde lejos, la observo, la admiro en silencio ...A veces quisiera preguntarle: "Cómo se hace, flaca, como hacen..."?. Y ahi se va caminando hacia el ingreso para los familiares.

Pasa a mi lado Marcos Cordoba, otro de los acusados y quien estaba a cargo de manejar el tren. Hoy no tenia puesto su mongomery gris, tenia un saco negro y un jean oscuro. Mirada lejana. Camina despacio pero con paso firme, a pocos centímetros de él, su madre. 

Siempre educada y gentil, me saluda. Le da un beso a su hijo y también ingresa a la sala. No se verán hasta el primer cuatro intermedio, cuando lo decidan los jueces.

Saludo al policia e ingreso a la sala. 

Miro a señora. Anoto mis datos y me acerco. La saludo. Le dejo un papel con mis teléfonos y correo electrónico. "Cuando Marcos quiera y lo sienta, que me llame. Del mismo modo Ud", le digo en voz baja. 

"Gracias, sé quien sos. No estamos bien, no es el momento para hablar todavía" (con los medios). 

Me cuenta como están ella, su esposo y Marcos. "Está tranquilo. Pero tiene recaidas y me preocupa, como a cualquier madre. Se han dicho muchas cosas, pero yo se como estuvo mi hijo y como se siente. Hasta tengo las fotos que miro todos los dias"

Viste un sweater gris, tiene una botellita con agua y tambien un cuaderno con una lapicera. 

Le repito donde trabajo y quien soy, que lo tenga en cuenta. Me sonrie y agradece. Vuelvo a mi silla. Me siento al lado de Silvio Bota, periodista de Zona Oeste y fue compañero mio en ETER, nos reencontramos después de 10 años en algun aniversario en la estacion de Once.

Y me quedo mirandolas, las escucho. 

Las mujeres, la madre y la esposa, intercambian algunas palabras que se convierten en una charla distante pero educada. Fue la mujer del ex funcionario quién tomo la iniciativa. Hablaban del clima, que una estaba con al presion baja, que las jornadas en el juicio son muy largas. 

Debo reconocer que pequé de curiosa (sino no seria periodista) y escucha casi toda la conversacion. 

Dos señoras, una que cuida las espaldas de su hijo cuando tiene que caminar por todo el hall del edificio hasta ingresar a la sala de audiencias y la otra que generalmente esta acompañada por el "vocero" de su esposo. Si, son dos realidades distintas, no hay dudas. 

Dirá el tiempo sobre las culpas y responsabilidades de cada uno de sus hombres que hoy comparten el banquillo de los acusados.

Hay que ponerse de pie. Ingresan los jueces.

Otra mujer de unos 40 años es la primera testigo del día. Abundó en detalles. Cómo fue el viaje. Dónde viajaba. Cómo sintió el impacto. Como en ese primer vagón los socorristas rompieron la ventanilla para socorrerla. Recordo que, como siempre, el tren venia sobrecargado y con las puertas abiertas que el tren ingreso "fuerte" en Once. Fue contundente, como todos los que han contado en primera persona lo que ha sido ver la muerte a pocos centímetros.


Me quedo con las mujeres de esta mañana: con la abogada que intentará defender a sus representados, con Maria Lujan que con su fuerza va y viene, contiene y arremete, con la esposa de Schiavi que como ha dicho a algunos deudos "ella y su familia tambien están sufriendo", con la madre de Marcos Cordoba y su voz pausada, y Natalia la testigo que, después de unos 30 minutos de responder todo tipo de preguntas de cada una de las partes baja las eternas escaleras del edificio, llega a la Avda Comodoro Py saluda a su abogado y camina hacia Retiro con la tarjeta SUBE en la mano porque para ella LA VIDA DEBE SEGUIR y espera, como todos, que haya justicia.