El calentamiento global es un fenómeno que afecta, de manera negativa, a todos los lugares del mundo por igual. Es por ese motivo que en muchas ciudades se está fomentando la creación de espacios verdes, ya sea a modo de terrazas y/o a través de la colocación de pasto y plantas en los techos de los edificios.

En ese sentido, la Ciudad de Buenos Aires promulgó, la semana pasada, una ley que prevé beneficiar, con un descuento en el ABL que pagan por los espacios comunes, no el de cada departamento, a aquellos consorcios que construyan terrazas verdes.

Según una información publicada en el diario Clarín, esa quita se calculará con un coeficiente que considerará qué cantidad de m2 verdes se pondrán en la terraza respecto de la superficie total. El beneficio será de hasta un 20% y se pondrá en vigencia cuando el Ejecutivo reglamente la ley, lo que aún no tiene fecha.

Además, aquellos constructores que hagan un edificio nuevo y contemplen una terraza verde podrán obtener una quita de hasta el 20% en los Derechos de Delineación y Construcción. Y luego, cuando la terraza ya esté habilitada, también podrán pedir la rebaja en el ABL.

“En marzo enviaremos a la Legislatura un proyecto de ley para que la construcción de terrazas verdes sea obligatoria en todos los edificios que se hagan a futuro en los barrios que tengan más densidad de población”, aseguró Daniel Chain, ministro de Desarrollo Urbano de la Ciudad, en pos de seguir fomentando este tipo de construcciones.

La idea es que las terrazas verdes se vayan sumando también en edificios públicos como, por ejemplo, en el Teatro San Martín, cuando comience su reforma integral, y en el futuro Centro Cívico en Barracas. De todas maneras, ya las están colocando en las escuelas María Claudia Falcone (Malabia 2148), Infantil N° 6 (Blanco Encalada 3479), Juan XXIII (Mariano Acosta 2936), a las que les están arreglando los edificios.

Dentro de los beneficios que brindan las terrazas verdes se encuentran el del mejoramiento del rendimiento térmico de los edificios y la prolongación de la vida útil de los techos, la reducción de los niveles de dióxido de carbono de la atmósfera, el aumento de los niveles de oxígeno y el mejoramiento del escurrimiento del agua de lluvia, lo que además contribuye a evitar inundaciones.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que las ciudades tengan un mínimo de 10 m2 de espacios verdes por habitante en promedio, lo que representa una de las grandes deudas de Buenos Aires.