Talleristas que toman una sala del CC San Martín denuncian presiones y golpes
Los artistas denuncian que desde el viernes efectivos de la Policía Metropolitana y "personal de seguridad no identificados que actúan adentro" no les dejan ingresar medicamentos, alimentos y bebidas a quienes ocupan la Sala Alberdi de manera autogestiva.
Artistas y talleristas que trabajan de manera autogestiva en la Sala Alberdi, en el 6º piso del edificio del Centro Cultural San Martín se resiste a dejar las instalaciones. Desde el viernes unas diez personas están tomando la Sala y no se les permite ingresar alimentos ni bebidas.
Incluso, ayer se les negó el ingreso a Nora Cortiñas y Mirta Acuña de Baravalle, de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, que llevaron su adhesión a la medida. "Ya hemos sido testigos de golpes de efectivos de la Policía Metropolitana a varios de los chicos que están en la toma", denunció por Continental una de las voceras del grupo, que se identificó como "Soledad".
La medida comenzó luego de que personal de seguridad privada les negara, a principios de enero, el ingreso para realizar talleres y espectáculos de la temporada de verano.
El Gobierno porteño pretende desalojar la sala, para su reparación, y trasladar las actividades a otro espacio, en el barrio de Chacarita. Los talleristas rechazan la propuesta porque el lugar ofrecido “es inadecuado”.
El 3 de enero, se notificó que el lugar permanecería cerrado por vacaciones hasta el 10 de febrero, pero la Sala Alberti no depende del Centro Cultural, sino de la Dirección General de Enseñanza Artística, encabezada por Diego Birman, dependiente del Ministerio de Cultura porteño, aducen.
Los talleristas denuncian que la Policía Metropolitana custodia permanentemente el lugar y la seguridad privada colocó mostradores en la puerta principal del edificio para impedir el ingreso y, desde el viernes, no permiten la entrada de personas para entregar medicamentos, alimentos y bebidas a quienes ocupan la sala.
“Trabajamos con gente de la calle y reproducimos una educación que no es represiva, eso les molesta”, argumentó Lunas.